ALTERNATIVAS

Miguel ?ngel Rodr?guez E.

Miguel Angel Rodriguez Echeverria

Para los comentaristas, los medios de comunicaci?n y los acad?micos la culpa de los malos gobiernos en nuestro mundo latinoamericano es de los pol?ticos?y no se puede negar que mucha raz?n llevan. La corrupci?n, la ineficiencia en el gobierno, la pobre medici?n de resultados, la escasa rendici?n de cuentas y la falta de responsabilidad y de asumir las consecuencias de las acciones de gobierno han sido caracter?sticas de muchos gobiernos.

Pero, ?es ese el cuento completo? Creo que no. Si lo fuera no habr?a raz?n para la preferencia recurrente del electorado por los populismos.

Tal vez la mayor diferencia entre las visiones liberal-democr?ticas y las populistas radica en que las primeras buscan cumplir los objetivos de gobierno poniendo las leyes por encima de los gobernantes (aunque no siempre se logre), mientras las segundas lo hacen dando prioridad al l?der que encarna los intereses del pueblo, por encima de las normas.

Si el problema son los pol?ticos y los partidos: ?por qu? habr?a de preferirse una tendencia que agiganta las posibilidades de perversi?n de los gobernantes, al empoderar al caudillo sobre las normas y al sustituir la institucionalidad por la relaci?n directa del l?der con las masas a las que encanta? ?Por qu? empoderar la democracia de las calles a costa de la democracia representativa y con poderes independientes que se controlan?

Creo que el problema radica en la ilusi?n -de buena parte de nuestros pueblos- de que con buena voluntad y la fuerza del l?der, todos podemos disfrutar de los bienes que el gobierno nos distribuya. Es un mito del realismo m?gico que hace desaparecer la escasez. Es una visi?n heredera del r?gimen patrimonial espa?ol, como lo describi? Octavio Paz, que el votante ve como la m?quina que le puede directamente proporcionar recursos para satisfacer sus necesidades. Una vaca a la que todos pueden orde?ar sin tener que darle de comer.

Recuerdo con ?verg?enza ajena? la mezcla de frustraci?n y sinsabor que sent? cuando en 1988 en una de mis primeras actividades de tocar puertas para pedir el voto, un ciudadano me pregunt? ??Y a m? usted que me va a dar?? Y no ped?a un programa de gobierno o una pol?tica econ?mica que promoviera el bien com?n para tener mayores posibilidades de surgir, sino un bien tangible y espec?fico para su personal y exclusivo beneficio: una pensi?n, un bono, un puesto sin obligaci?n laboral.

Claro es la herencia del estado colonial que reparte el bot?n a sus allegados.

Por eso se da la inclinaci?n en nuestros pa?ses hac?a los populismos, que demag?gicamente prometen distribuir lo que no tienen, y que acaban destruyendo el sistema de derecho y de incentivos que mueve a las personas a trabajar, a crear, a ahorrar, a invertir y que en consecuencia produce empobrecimiento y miseria. El paternalismo estatal, adem?s, acaba en buena medida, actuando en favor de quienes tienen m?s galillo y tragan m?s pinol. Son los m?s influyentes los que, ante el desprecio por las norma, logran que los favores del caudillo les sean m?s provechosos.

Claro el resultado se repite una y otra vez. El aparato productivo se desmorona, la canasta de bienes accesible a los consumidores se encoge, y esto da cada vez m?s poder al brazo del l?der que reparte los bienes p?blicos que son cada d?a m?s apetecidos. Y solidifica por unos a?os su poder.

Seamos realistas. Los bienes son escasos. Busquemos el bienestar con un gobierno sometido a normas, con frenos y contrapesos, en libertad. Construyamos el progreso con producci?n eficiente y no con realismo m?gico.


Fecha de publicaci?n: 10-Nov-2014

Fuente: diarioextra.com


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