ALTERNATIVAS

Miguel ?ngel Rodr?guez E.

Miguel Angel Rodriguez Echeverria

Lo imponen nuestras circunstancias. Tenemos que escoger. ?Qu? hacer con mi tiempo, ir a misa o al cine? ?Qu? trabajo buscar? ?Reparar la silla del comedor o servirle m?s carne este mes a la familia? Enfrentamos muchas alternativas pero los medios son escasos, vivimos en el tiempo y somos ignorantes. No podemos tenerlo todo. Hay que escoger.

Esa es la alternativa que enfrentan los se?ores diputados, ahora en la Comisi?n de Hacendarios y luego en el plenario.

Cada ministerio, los poderes del estado, las instituciones que reciben trasferencias han hecho sus planes y sus presupuestos. El Ministro de Hacienda y el Presidente los han adecuado a los ingresos y los han presentado en el Presupuesto para su aprobaci?n. La resoluci?n final es de la Asamblea Legislativa. Y as? debe ser. Es a los representantes populares a quienes corresponde expresar las preferencias del pueblo. Pero?tienen que escoger. No se puede hacer todo. Y la escogencia tiene consecuencias.

Unas consecuencias se refieren a la utilidad de cada programa comparado con los dem?s. ?Qu? rinde m?s beneficio a la sociedad, nuevas rutas de transporte de estudiantes o una carretera en la Zona Sur? Este criterio de costo beneficio debe ser aplicado hasta la resoluci?n final.

Hay otras restricciones que provienen de los efectos globales del presupuesto.

Est? bien que el gobierno tenga un cierto nivel de endeudamiento, igual que la familia que construye su casa que ir? pagando durante a?os, y ya la disfruta. Pero despu?s de un cierto nivel de deuda en relaci?n con los ingresos, la carga financiera demandada se vuelve impagable. Eso lo sabe el gobierno y tambi?n sus acreedores. Por eso conforme aumenta la relaci?n deuda p?blica a PIB, se le exige una mayor tasa de inter?s al gobierno para compensar el aumento del riesgo, y si se contin?a en esa direcci?n llega un momento en que ya no se le presta.

Esto nos presenta un l?mite al volumen global del gasto. El d?ficit primario (Ingresos menos gastos pero excluyendo de estos ?ltimos los intereses) no es sostenible por mucho tiempo. Y en nuestro caso ya lleva rato.

Cuando nos endeudamos debemos pagar de vuelta lo que se nos dio m?s los intereses. Por ello la deuda debe servir para aumentar la capacidad productiva, como lo hace la familia que compra casa o auto. Por esta raz?n la Ley de la Administraci?n Financiera de la Rep?blica y Presupuestos P?blicos impone la obligaci?n (que no se cumple) de que los gastos corrientes deben ser menores a los ingresos corrientes. (No debe haber d?ficit en cuenta corriente)

Porque ya la deuda p?blica es alta y no puede seguir creciendo ilimitadamente, porque la inversi?n es baja y eso nos afecta la capacidad de aumentar la satisfacci?n de las necesidades de las familias, y porque cualquier aumento de impuestos ser? limitado para no reducir mucho el crecimiento de la producci?n, hay que reducir el gasto, y el gasto que debe ser reducido es el corriente.

Una simple aritm?tica fiscal indica que el m?nimo a reducir es un 1% del PIB: los 300.000 millones de colones de los que se ha venido hablando en el Congreso. Es necesaria una reducci?n real y no de apariencias: no se trata ni de posponer gastos ni de eliminar sub-ejecuci?n que no se gasta.

La obligaci?n de escoger como hacerlo es de los se?ores y las se?oras diputadas. Al cumplirla se posponen peligros que nos amenazan y se abre campo para un aumento de la inversi?n p?blica.


Fecha de publicaci?n: 13-Oct-2014

Fuente: diarioextra.com


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