Disyuntivas

Dr. Miguel Angel Rodr?guez Echeverr?a

El Ministerio de Educaci?n P?blica ha implementado nuevos Programas de Estudio para la Afectividad y la Sexualidad para el tercer ciclo y para la educaci?n diversificada. Estos programas abarcan de s?timo a d?cimo a?o inclusive, o sea para la norma de estudiantes entre los 13 y los 16 a?os.
El trabajo realizado es prolijo y detallado, y no dudo de la importancia y la urgencia de una educaci?n adecuada para nuestros adolescentes en estos temas tan importantes para una vida personal y familiar feliz y armoniosa, y para una convivencia social justa y digna.

Estudi? los programas con la preocupaci?n de que estuvieran enmarcados en una teor?a extremista de g?nero que considera que la masculinidad y la feminidad son caracter?sticas no biol?gicas sino meramente culturales que la persona es quien determina y adopta. No encontr? en ellos esa posici?n, sino la moderada que reconoce que los patrones culturales determinan una concepci?n de lo que entendemos por hombre y mujer, y con relaci?n a las personas LGTBI, lo cual por supuesto reconozco. Y considero muy apropiado el ?nfasis en advertir a los j?venes contra los peligros de la violencia y la discriminaci?n en relaci?n con el comportamiento sexual y afectivo.

Pero hay aspectos que me preocupan y creo necesario que la sociedad participe en su discusi?n, pues es a las familias a las que por derecho natural y dispositivas constitucionales corresponde la responsabilidad y el deber prioritarios de la educaci?n y formaci?n moral de sus hijos.

Los programas sufren de graves omisiones. Los dos programas son omisos en la importancia de los temas de familia, de abstinencia y de moral.

Constantemente se refieren a las implicaciones personales y sociales de las pr?cticas de la afectividad y la sexualidad, pero omiten tratar el tema de la familia. Los j?venes viven en familia, que es el ?elemento natural y fundamental de la sociedad? (art?culo 51 de la Constituci?n)y es en ellas donde adquieren las normas de convivencia, la formaci?n en valores y la herencia cultural. Adem?s, la sexualidad y la afectividad son elementos consustanciales a la familia y su pr?ctica no puede concebirse al margen de ese grupo primigenio en el cual se desarrollan las relaciones m?s intensas de afectividad y de vida en pareja. Las pr?cticas sexuales y afectivas de los adolescentes afectan a sus familias, y deben concebirse en relaci?n con ellas.

Por ejemplo, en los dos programas se omite el tema de familia al referirse a los roles de g?nero; al referirse al empoderamiento de los j?venes que debe darse dentro de la consideraci?n a sus relaciones familiares; al referirse a las responsabilidades personales y sociales; contiene referencia puramente negativa a las relaciones de familia como lugar de violencia y discriminaci?n; define la corresponsabilidad en el disfrute de la sexualidad sin referencia al ?mbito familiar.

En el programa para tercer ciclo la familia est? ausente al referirse a la identidad y diversidad sexuales; al definir los temas para la vivencia plena de la sexualidad en armon?a con el desarrollo personal y social, eje en el cual est?n ausentes los conceptos de amor, cari?o, ternura, preocupaci?n por el bienestar de la pareja y los temas de procreaci?n y de los hijos.

En el programa para la ense?anza diversificada ocurre igual grave omisi?n a la familia, incluso en la referencia a la corresponsabilidad en el ejercicio de la sexualidad.

Las normas morales atinentes a afectividad y sexualidad est?n ausentes a lo largo de los dos programas, con excepci?n de las convenientes referencias en contra de la violencia y la discriminaci?n. Y para nuestra cultura cristiana es inconcebible que no haya referencia al amor en las relaciones sexuales. En los dos programas esa ausencia es manifiesta, por ejemplo, al se?alar los objetivos de la educaci?n para la sexualidad integral y del empoderamiento de ni?os y adolescentes; al definir la visi?n human?stica de la ense?anza, no se mencionan los deberes (solo derechos); al definir las condiciones de los docentes solo destaca su compromiso con el cambio en las creencias de los estudiantes sin considerar la importancia de las normas morales familiares. El programa para tercer ciclo mantiene una visi?n puramente carnal del placer y al definir pr?cticas y comportamientos sexuales induce a la experimentaci?n de todo. El programa de educaci?n diversificada propone una pr?ctica de ense?anza en que los hombres asuman roles de mujeres y viceversa que puede considerarse una incitaci?n a pr?cticas LGTBI que deben ser aceptadas y respetadas, pero no promovidas.

Al referirse a la abstinencia de manera puramente lateral, no se refiere al tema del matrimonio que ?es la base esencial de la familia? (Art?culo 52 de la Constituci?n).

La abstinencia no forma parte de los programas como una opci?n clara de comportamiento sexual que es norma moral para muchas familias. (aunque como tantas normas morales sea con frecuencia transgredida) La fidelidad a la pareja es un concepto totalmente ausente en ambos programas. El programa para el tercer ciclo promueve la experimentaci?n en adolescentes de 13 a 15 a?os de la diversidad sexual al plantear ??Qu? ganamos cuando apreciamos e incorporamos la riqueza de la diversidad en nuestras vidas y en particular en la vivencia de la sexualidad?? Y en la pr?ctica ??Y si fuera yo??

Estos peligrosos elementos en esta importante ense?anza merecen ser revisados pues no son compatibles con nuestra cultura y tradiciones m?s respetadas.

Miguel Angel Rodr?guez

Ex Presidente de la Rep?blica

Fecha de publicaci?n: 2-Octubre-2017

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