Disyuntivas
En nuestro caso estas limitaciones se agravan porque el ahorro generado nacionalmente es bajo y, adem?s, en esta segunda d?cada del siglo XXI el crecimiento de la poblaci?n econ?micamente activa (PEA) es muy, muy peque?o.
Una causa de la baja PEA es la reducida participaci?n de las mujeres en la fuerza laboral pagada, que en la no remunerada bien sabemos es inmensa.
La encuesta continua de empleo del tercer trimestre de este a?o confirma el aumento de la PEA que se ha dado desde el primer trimestre de 2017. Esa es una buena noticia, pues de 2011 a 2016 sufrimos una contracci?n de la fuerza laboral. En ese periodo la PEA y la cantidad de personas ocupadas crecieron menos que la poblaci?n de m?s de 15 a?os, e incluso menos que la poblaci?n de 25 a 60 a?os. Es m?s, el total ocupado en 2016 era en n?meros absolutos menor al de todos los a?os desde 2011.
A pesar de esta buena noticia del tercer trimestre, la cantidad total empleada en este periodo es apenas de unas 30 mil personas m?s que las empleadas en 2014 y 2015, la tasa de desempleo permanece en los muy altos niveles de esta d?cada (9,4%) y el crecimiento se da principalmente en el empleo informal (de 2011 a 2017 la tasa promedio anual de crecimiento de la ocupaci?n total es del 2% mientras la de empleos informales es de un 5%)
La PEA femenina ha venido creciendo, pero no lo suficiente. Crece principalmente entre las mujeres m?s j?venes. El crecimiento fue mayor en la ?ltima d?cada del siglo pasado y en los ?ltimos a?os m?s bien la PEA femenina disminuye, pero ligeramente menos que la disminuci?n de la PEA masculina.
En Am?rica Latina y el Caribe (LAC) la tasa de participaci?n laboral en la poblaci?n activa (i.e. la PEA en relaci?n con la poblaci?n de 15 a?os y m?s) es de 60%, lo que la hace baja respecto a los pa?ses desarrollados e incluso con relaci?n al promedio mundial (62%). En nuestro pa?s es a?n m?s baja. Y tenemos tambi?n una menor participaci?n de las mujeres en la PEA que en LAC. La participaci?n femenina entre nosotros es solo de un 61% de la masculina, lo que se compara con un 68% para Am?rica Latina.
Esta circunstancia no solo limita el tama?o de nuestro PIB (que ciertamente no mide como debiera el trabajo no remunerado de las mujeres) sino que adem?s limita la independencia econ?mica de las mujeres.
Aumentar la participaci?n de las mujeres en el mercado laboral formal permitir?a aumentar la producci?n, reducir la pobreza que tiene rostro de mujer y la desigualdad que entre nosotros ha venido creciendo.
Esta es una tarea a la que deber?an prestar especial atenci?n la Ministra de la Condici?n de la Mujer y el Ministro de Trabajo. Tambi?n los grupos de estudio de los partidos pol?ticos que preparan sus programas con vista a las pr?ximas elecciones.
El ?cementazo? obliga a los partidos pol?ticos a presentar m?todos concretos para combatir la corrupci?n. Pero sus propuestas serias a los electores deben adem?s presentar instrumentos para superar graves problemas como el desempleo, la pobreza, la inseguridad ciudadana y la carencia de infraestructura.
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Miguel Angel Rodr?guez
Fuente: larepublica.net