ALTERNATIVAS

Miguel Ángel Rodríguez E.

Dr. Miguel Angel Rodriguez Echeverria

Los partidos políticos con vocación de ser gobierno no son salones de té del siglo XVIII, ni clubes del siglo XIX, ni centros de estudio del siglo XX, ni instituciones de investigación o de defensa de intereses sectoriales de nuestros días. No son entes exclusivistas con una membresía reducida.

Son organizaciones intermediarias entre los ciudadanos y el Estado para determinar quiénes y en qué dirección conducen el gobierno. Buscan ejercer el poder y para ello, en una democracia, se ven obligados a tratar de conciliar diversos intereses a fin de lograr un apoyo mayoritario.

Claro que se da el caso de fuerzas políticas cuya finalidad es promover y defender un punto de vista muy especializado, alrededor del cual difícilmente se logre amalgamar a una mayoría de los votantes. 

Los ciudadanos y los formadores de opinión analizan las alternativas políticas para formar criterio de cómo se comportarán los candidatos una vez electos. Eso demanda una cierta congruencia en las posturas y declaraciones de cada partido. Además, las posiciones y la congruencia de quienes hoy representan al partido en el Ejecutivo, en el Legislativo, en las municipalidades y en sus propios órganos de dirección, influyen en los votantes en las siguientes elecciones.

Pero ¿si los partidos representan diversos intereses, que a menudo en temas específicos son opuestos, como lograr congruencia?

Ello requiere un grado de centralización en la dirección partidaria que, sin eliminar la discusión creativa, la incorporación de nuevos conocimientos y la evaluación interna de diferentes objetivos e instrumentos, permita a los electores formar una opinión sobre las posiciones de los partidos políticos. 

Para lograrlo se requiere una dirección nacional que coordine las posiciones, estudio por parte de los dirigentes de la temática nacional e internacional, acuerdos entre los representantes sobre las políticas públicas y una afinidad con esos valores, instrumentos y programas de los candidatos que se seleccionen para a someterlos al veredicto popular.

Recuerdo que el muy querido y recordado don Arístides Calvani decía que en el partido los temas se deciden por mayoría y se ejecutan por unanimidad.

Actuar de esa manera genera la confianza de los ciudadanos para votar por un determinado partido.

Hoy abundan divisiones internas en los partidos costarricenses sobre los temas que demandan urgentes acciones en nuestra difícil situación sanitaria, social, económica. Además, fuerzas que en el pasado formaban un mismo partido se han desperdigado, perdiendo de esa manera los partidos su atractivo, su fuerza y su capacidad de acción. Ello determina a mi manera de ver explica en buena medida la falta de confianza del electorado en todos ellos.

Son esenciales los acuerdos que en poco tiempo se deberán construir para evitar que la crisis económica se transforme en una crisis financiera que corte la inversión y el financiamiento externos. Si esa malhadada circunstancia se diera, se profundizaría y se haría más prolongado y doloroso el empobrecimiento que estamos sufriendo por el Covid-19 y por las condiciones preexistentes de frágiles finanzas públicas, altos desempleo e informalidad y bajo crecimiento económico. 

Muchas de las medidas necesarias son impopulares, porque los humanos negamos los problemas y rehuimos enfrentarlos. Actuamos a menudo por prejuicios infundados, como cuando se rechazó a inicios de los años 80 negociar con el FMI, lo que hizo más penosa la crisis.

Los partidos que no sepan ser congruentes y realistas al enfrentar este reto no solo causarán inmensos e innecesarios costos sociales mucho mayores a los que se habrían padecido enfrentando a tiempo los problemas, sino que a la larga sufrirán el rechazo de los electores.

Nunca creció más ni más rápidamente el PUSC que cuando les dio el apoyo a los gobiernos del PLN para enfrentar la crisis de los 80, y entre otras acciones se le dieron votos en el congreso para aprobar los PAE 1 y 2. Ello lo llevó a ganar 3 de las 4 siguientes elecciones. El PLN no supo corresponder y más bien impidió la aprobación del PAE 3 durante el gobierno de don Rafael Ángel en 1990-1994, y por primera vez perdieron dos elecciones seguidas en 1998 y 2002.

Miguel Angel Rodríguez

Ex Presidente de la República

Fecha de publicación: 8-Junio-2020

Fuente: diarioextra.com


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