Discurso del Presidente de la República de Costa Rica. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, Inauguración de la III Cumbre de las Américas Sábado 21 de abril. Quebec, Canadá 20

22 de Abril.

Precedidos por las Cumbres de Miami y Santiago; esperanzados porque América será "la región del porvenir"; con excepcional entusiasmo los países del hemisferio coincidimos en esta III Cumbre de las Américas, para sentar las bases de un nuevo orden de oportunidades para la familia americana.

Un nuevo orden en el que la democracia, la paz, la libertad, el respeto a los derechos humanos y al ambiente, junto con los valores de la responsabilidad personal y la solidaridad social, complementen el panorama de oportunidades de progreso que se viene conformando gracias a la especialización productiva y la competencia, a los flujos de comercio e inversión, al desarrollo tecnológico y a los nuevos conocimientos científicos.

Señoras y señores:

Configurar ese nuevo orden es un reto fascinante, imponente, pero no por ello utópico o inalcanzable. Su concreción no admite excusas ni dilaciones.

Ha llegado la hora de convertir a América en la "región del porvenir". Para materializar ese anhelo debemos cooperar para que en el continente contemos siempre con Estados de Derecho fuertes, con democracias sólidas, participativas y representativas, en las que la sociedad civil, en su más amplia expresión, pueda contribuir cada vez más en el proceso de toma de decisiones, así como con un sistema de rendición de cuentas y de pesos y contrapesos al ejercicio del poder.

Esta tarea es ardua y laboriosa. Como sistema de discusión inteligente, la democracia nos permite lograr acuerdos y asegurar la libertad, la dignidad de cada persona, la paz, la gobernabilidad y la estabilidad: condiciones indispensables para el clima óptimo que requieren la paz entre las naciones, la primacía de los derechos de la persona, el florecimiento de las economías y el éxito de los procesos de integración.

La democracia es el sustento político de la integración hemisférica que estamos llevando a cabo y debemos fortalecerla. Los costarricenses que desde 1949 eliminamos el ejército, vemos con sumo agrado la inclusión en esta Cumbre de "la cláusula democrática"; iniciativa costarricense presentada desde octubre del año pasado, para que cualquier alteración o ruptura del orden democrático en un Estado americano constituya, desde ya, un impedimento infranqueable a su participación en el proceso de las Cumbres.

El fortalecimiento de la democracia exige la vigencia de la ética en la función publica. El Plan de Acción promueve la firma y ratificación de la Convención Interamericana Contra la Corrupción. Solicito respetuosamente a los Jefes de Estado y Gobierno que se cambie el texto para fijar que esa firma y ratificación deba efectuarse no mas tarde de finales del 2002 o en la fecha límite que aquí acordemos.

Del mismo modo con que todos apoyamos y compartimos las bondades de la democracia, debemos unirnos para fortalecer el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, tal como lo acoge y recomienda el Plan de Acción que estamos aprobando. Por eso es necesario que en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, a realizarse en San José, aprobemos las propuestas para fortalecer ese sistema y adecuarlo a las nuevas realidades, para que sea la "piedra angular" del nuevo orden que estamos configurando.

Entre las principales propuestas, Costa Rica urge a los Estados miembros que todavía no han ratificado la Convención Americana a que lo hagan, así como sus Protocolos e Instrumentos Conexos y acepten la jurisdicción contenciosa de la Corte. Esto evitará que el Sistema ofrezca diferentes vías para la solución de controversias, dependiendo del Estado que se trate, lo cual no puede ni debe mantenerse.

Un segundo paso es lograr paulatinamente que la Corte y la Comisión lleguen a ser permanentes y modificar la relación entre dichas instancias. Ésta debe ser fluida, constante y articulada, sin duplicidad de procesos. Sin que la Corte deba repetir los trámites ya efectuados ante la Comisión.

Proponemos incluir, también, dentro del seno de la OEA, un modelo de seguimiento de las sentencias que emita el Sistema; el cual debe propiciar un vínculo entre los mecanismos de derechos humanos y los órganos políticos de la OEA. Es fundamental, además, proporcionar acceso directo del individuo al Sistema, cuya natural evolución debe abrirle al denunciante y a la víctima la posibilidad para la defensa autónoma de sus derechos.

El orden que deseamos edificar requiere de una contraparte. Esta es la integración económica que se traducirá en más y mejores oportunidades para las familias pobres y para los países en desarrollo. En este sentido, esta instancia ha sido extraordinariamente provechosa al gestar el Área de Libre Comercio de las Américas. Un mercado de 800 millones de habitantes; un sueño que cada vez está más cerca de convertirse en realidad.

Costa Rica, como país que predica el libre comercio con su ejemplo, apoya decididamente la pronta entrada en vigor del ALCA. El 73% de nuestras exportaciones y el 79% de las importaciones, así como el 94% de la inversión extranjera directa que recibimos, son producto de relaciones económicas con países del hemisferio.

De ahí que, participamos en el proceso del ALCA por convicción, seguros de que la opción correcta es la apertura, especialmente cuando se tiene un mercado pequeño, que brinda pocas oportunidades para crecer a un ritmo que sea consecuente con nuestras aspiraciones de desarrollo humano. Asimismo, trabajamos duro, con capacidad, ejerciendo un liderazgo que no guarda relación con el tamaño de nuestra economía, para lograr acuerdos de libre comercio con economías fuertes y dinámicas del continente, lo cual no solo nos prepara para el ALCA, sino que también contribuye a la consolidación de la integración hemisférica.

Es un honor para los costarricenses firmar el próximo lunes un TLC con Canadá, el país de mayor desarrollo humano del mundo, que representa un acuerdo bilateral entre un pequeño país en desarrollo y un miembro del G-7. Este Tratado no solo constituye un gran avance para Costa Rica, sino que también brinda una importante contribución al proceso de integración hemisférica. En efecto, en documentos separados, tanto Canadá como Costa Rica nos hemos comprometido a cumplir las normas laborales y ambientales que contempla la legislación de cada uno de nuestros países, sin recurrir a multas, sin posibilidades de decisiones arbitrarias de ninguno de los dos países y sin que se pueda obstaculizar el flujo comercial. Sin imposiciones, sin afectar el comercio, sin multas, pero velando por el estricto cumplimiento de las normas laborales y ambientales de cada uno: todas éstas son decisiones que alumbran el camino sobre el tratamiento que deba darse a esos temas en ALCA. Nos complace además, ser parte del Mercado Común Centroamericano, tener en operación Tratados de Libre Comercio con México y Panamá, haber alcanzado la ampliación de los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe para acceder al mercado estadounidense en paridad con los miembros del NAFTA.

Negociamos y aprobamos acuerdos con Chile y República Dominicana. Estamos negociando en conjunto con los demás países centroamericanos con Panamá, y esperamos muy pronto avances en negociaciones con países del Caribe, como Trinidad y Tobago y Jamaica, en tanto que con Panamá estamos negociando un nuevo Tratado de Libre Comercio, que actualiza y moderniza el que tenemos en funcionamiento actualmente.

A lo largo y ancho del continente esa es la consigna. El comercio intrahemisférico se ha más que duplicado en la última década, producto del fortalecimiento de los bloques subregionales, la negociación de gran cantidad de acuerdos y del esfuerzo de la comunidad empresarial, que con su iniciativa y trabajo se constituye en el motor de la integración. Para apoyar el trabajo de ese motor de la integración que es el sector privado, nos corresponde a los Gobiernos poner en práctica los regímenes jurídicos que faciliten, promuevan y profundicen ese proceso. Todos somos parte de la construcción del nuevo orden, más libre y de mayores oportunidades. Somos parte de un esfuerzo que debemos culminar exitosamente con la entrada en vigor del ALCA.

Para que nuestras naciones aprovechen las oportunidades del comercio y la inversión, es primordial que trabajemos para brindar acceso equitativo a la educación que en mi país es gratuita y obligatoria desde 1869, a la salud, a las nuevas tecnologías que enriquecen el capital humano de las personas, cerrando la brecha digital que ensancha de manera muy peligrosa las diferencias entre países y a lo interno de cada uno; todo lo cual propiciará la superación y permitirá que, con base en las capacidades de cada individuo, las familias pobres alcancen mayores niveles de vida.

Con responsabilidad, debemos trabajar juntos por la sostenibilidad del crecimiento que estamos impulsando. Costa Rica es ejemplo en este campo, pues el año pasado generamos el 99.5% de la energía eléctrica que consumimos mediante fuentes limpias y renovables, y venimos desarrollando un sistema de pago por servicios ambientales como un elemento más de nuestra cultura ambiental.

Pero el reto es mayúsculo y no basta el esfuerzo de un país. El cambio climático es una realidad amenazante para todos los países, sin excepción, porque la atmósfera no tiene fronteras. Nuestra respuesta requiere una visión integral y global del problema, lo cual obliga a utilizar los mecanismos más eficientes posibles para mitigar los gases con efecto invernadero. Se necesita, para ello, crear mecanismos de mercado que estimulen, incentiven y consoliden la protección del ambiente. En consecuencia, es urgente establecer, cuanto antes, un mercado mundial de servicios ambientales. Sólo tendremos éxito si podemos establecer mercados mundiales que obliguen al que contamina a pagar y otorguen ganancias al que preserve o mitigue.

El futuro está en nuestras manos. Este es un asunto de visión, de responsabilidad con las generaciones presentes y futuras. Es una responsabilidad que todos compartimos y si no la asumimos como es debido, millones de familias pobres nunca podrán hacer realidad su derecho al desarrollo humano; los países centroamericanos y del Caribe no podrán resolver sus problemas de vulnerabilidad; miles de hectáreas de bosque serán destruidas cada año por prácticas agrícolas de subsistencia, y muy pronto no tendremos bosques tropicales que mitiguen las emisiones de gases que calientan la tierra y alteran los climas.

Señoras y señores:

Esta es una ocasión única para avanzar en los temas trascendentales del desarrollo humano con los cuales, Costa Rica tiene un compromiso que nuestro poeta Jorge Debravo resumió así:

"Tenemos la obligación de luchar por un mejor destino para el hombre. Por un destino maravilloso. No nos es permitido el silencio. No nos es permitido ser observadores o simples testigos de la lucha de nuestros pueblos. En una época como esta, ser neutral es traicionar el destino del hombre."

Porque no es permitido el silencio, porque no podemos ser observadores y simples testigos, porque no podemos ser indiferentes en la construcción de nuestro destino, como país pequeño, Costa Rica los invita a ejercer un papel activo en la promoción del progreso y bienestar de nuestros pueblos, mediante el esfuerzo de cada persona y nación, las oportunidades, la solidaridad internacional y los mecanismos de cooperación que podamos ir diseñando para estrechar aún más nuestras relaciones como países vecinos, amigos y socios estratégicos en la tarea de edificar el desarrollo humano de América.

Muchas gracias.


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