Discurso del Presidente de la República de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, Reunión del Grupo Consultivo para la Transformación de Centroamérica Madrid, España

8 de marzo de 2001.

Señor Presidente del Gobierno de España, José María Aznar

Señores Presidentes, Primer Ministro y Vicepresidentes de Centroamérica y Belice

Señor Secretario General de las Naciones, Kofi Annan

Señor Secretario de Política Exterior y Seguridad Comunitaria de la Unión Europea, Javier Solana

Señor Presidente del BID, Enrique Iglesias

Señores y señoras:

Extraordinario ejemplo de hermandad entre los pueblos para enfrentar y superar la adversidad, este encuentro es también una muestra de la vía que habrá de conducir a todas las naciones hacia nuestra meta común, un desarrollo humano compartido por todos.

Esfuerzo propio, oportunidades y solidaridad, he ahí la trilogía que alienta el progreso y la superación de los individuos, de las sociedades, de las naciones, del mundo entero; y que se ve reflejada plenamente en esta Reunión del Grupo Consultivo para la Transformación de Centroamérica, cuya organización agradecemos profundamente al Gobierno de España y al Banco Interamericano de Desarrollo, en quienes los costarricenses y todos los centroamericanos vemos a nuestros más cercanos amigos.

Con un esfuerzo sostenido por casi dos décadas, Centroamérica logró la proeza de consolidar sistemas políticos abiertos y democráticos para alcanzar la paz, y a la vez impulsar profundas reformas económicas que le dieron estabilidad macroeconómica, mayor apertura, más competitividad y un importante crecimiento, que se tradujeron en un proceso de mejoramiento paulatino de las condiciones de vida de la ciudadanía.

La Centroamérica de finales del siglo XX era muy distinta de la que imperaba en los años ochenta. Al pasar del autoritarismo, el proteccionismo, el clientelismo, una profunda crisis económica y los conflictos civiles; a la democratización, la responsabilidad fiscal y monetaria, la diversificación productiva, la apertura comercial, la integración económica y la paz, Centroamérica no solo había logrado trocar el dolor en esperanza, sino que también había evidenciado ser una socia comercial y una amiga confiable y estable.

Pero el gran esfuerzo de los centroamericanos por mejorar sus condiciones de vida se vio profundamente afectado por el huracán Mitch, y cuando nuestras mentes aún evocaban esa tragedia natural y nuestros afanes se orientaban a superarla, fuimos nuevamente conmocionados por los terribles terremotos que han azotado al hermano pueblo salvadoreño.

Esos embates de la Naturaleza despertaron los sentimientos de solidaridad. Solidaridad entre los pueblos centroamericanos que se han tendido la mano unos a otros, como ha ocurrido en el caso costarricense con el envío de hospitales de campaña, médicos, personal de salud especializado, medicamentos, letrinas y personal para colocarlas; con las colectas de gran magnitud de comida, vestido y dinero realizadas espontáneamente por las y los costarricenses; así como al recibir, legalizar y brindar oportunidades de trabajo a cientos de miles de inmigrantes, gracias a la más generosa política migratoria que haya desarrollado país alguno. Para fortalecer esa política migratoria, que ha dado residencia legal a los ilegales, así como educación, salud, protección laboral y seguridad social, requerimos la colaboración internacional para proveer vivienda digna a los migrantes pobres. Centroamérica ha recibido también la solidaridad de naciones y organismos amigos de la región, de la cual precisamente constituyen excelentes ejemplos el Gobierno de España, el BID y la Unión Europea. Solidaridad que nos recuerda toda la nobleza de que es capaz el ser humano, solidaridad cuya concreción es el motivo central de esta reunión.

Así, con su propio esfuerzo, con el esfuerzo que día a día realizan cientos de miles de familias centroamericanas para superar la adversidad, y con la solidaridad que ha recibido y que también espera concretar, Centroamérica ha luchado, lucha y seguirá luchando para superar los embates de la Naturaleza.

Pero ello no es suficiente. Para seguir avanzando por el camino del desarrollo humano, Centroamérica precisa del tercer elemento de la trilogía del progreso y la superación: requiere oportunidades.

Oportunidades de comercio, a través de un acceso adecuado y oportuno a los mercados, en particular los europeos; oportunidades para la atracción de inversión que genere empleos y crecimiento; oportunidades para dedicar sus limitados recursos a la reconstrucción; oportunidades para superar su vulnerabilidad a los fenómenos naturales y consolidar mecanismos para prevenirlos.

Para complementar, potenciar y multiplicar el efecto de los programas puntuales de cooperación, Centroamérica necesita disfrutar de adecuadas oportunidades de comercio con Europa. En este sentido, la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea ha representado un serio obstáculo para nuestros países. Con dicha política los países europeos no solo limitan nuestras exportaciones hacia sus mercados, sino que además deprimen los precios mundiales al exportar bienes a precios subvencionados; con lo cual causan un doble perjuicio a nuestros países. El costo de la PAC para los países de Latinoamérica, en un año, asciende a cerca de 4.528 millones de euros, según un estudio que, a solicitud mía, realizó el Grupo de Investigación en Desarrollo del Banco Mundial. Un efecto pernicioso sobre nuestras oportunidades de desarrollo tiene también la política bananera que está implementando la Unión Europea, puesto que representa un sistema de administración que desvía las rentas del mercado bananero hacia unos pocos intermediarios en detrimento de los productores, en particular de quienes, ¡oh ironía!, producen siguiendo las normas ambientales y laborales que la propia Unión Europea promueve en muchos foros.

Tanto para disfrutar de oportunidades de comercio como para crear oportunidades de inversión, que generen empleos y crecimiento económico, para Centroamérica resulta de suma importancia que se extienda el Sistema Generalizado de Preferencias Especiales de la Unión Europea, que vence el próximo diciembre, y que su renovación sea por un plazo indefinido, mientras se analizan y desarrollan nuevas formas de asociación comercial. Hasta ahora, el Sistema Generalizado de Preferencias se ha otorgado por períodos muy cortos, lo cual no estimula adecuadamente la atracción de inversión, que suele requerir de un horizonte de mercado de mediano y largo plazo para la recuperación de los recursos, y acaba limitando su efecto benéfico sobre el comercio y las exportaciones. Del mismo modo, el apoyo para el desarrollo de un corredor logístico que vincule nuevas redes viales, los puertos y aeropuertos y las aduanas de Centroamérica, no solo contribuiría a impulsar la atracción de inversión sino que también promovería una efectiva integración económica, propiciando así que la región alcance mayores niveles de desarrollo humano.

Como señalé antes, es necesario que los países centroamericanos tengan la oportunidad de dedicar sus limitados recursos a las tareas de reconstrucción de los graves daños causados por el huracán Mitch y los terremotos. En este sentido, es de gran importancia la iniciativa para condonar parte de los débitos de los países altamente endeudados (HIPC), la cual apoyamos, pero es necesario proveer mecanismos para que esa iniciativa no perjudique a los países pequeños y pobres que son acreedores de países beneficiarios de la HIPC. La condonación que para un país desarrollado o para un organismo multilateral puede resultar de fácil absorción, causaría severos perjuicios macroeconómicos a un país de pocos recursos, como Costa Rica. Como ejemplo, baste señalar que, según datos del Fondo Monetario Internacional, la condonación total de Estados Unidos sería de 195,1 millones de euros, la de España de 353,8 millones de euros, la de Guatemala de 348,5 millones de euros y la de Costa Rica de 381,7 millones de euros. Eso significa que mientras cada estadounidense aporta 0,75 euros y cada español 9,01 euros, un guatemalteco aportaría 32,3 euros y cada costarricense 108,9 euros. Visto en términos de su relación con las reservas internacionales netas de cada país, Estados Unidos condonaría el 0,3%, España el 1%, Guatemala el 27,3% y Costa Rica el 24,5%. Es por esas razones que hemos propuesto alternativas para que los países altamente endeudados de la región obtengan todas las ventajas de la HIPC, sin que ello implique un grave daño para nuestras pequeñas economías.

Toda Centroamérica necesita oportunidades para desarrollar programas que reduzcan nuestra vulnerabilidad ante las fuerzas de la Naturaleza, mediante el fortalecimiento de los sistemas de prevención y atención de emergencias. En esta área de trabajo, reviste peculiar interés el desarrollo y la consolidación del Corredor Biológico Mesoamericano, que no solo permitiría mitigar los riesgos de catástrofes naturales, sino también proteger adecuadamente la gran riqueza biológica que encierran nuestros países, pues se estima que el Corredor Biológico Mesoamericano contiene cerca del diez por ciento de toda la biodiversidad mundial conocida. Todos nuestros países forman parte de ese corredor biológico, que constituye una interconexión vital, en todos los sentidos, y que es de la mayor importancia proteger adecuadamente.

Señoras y señores:

Ante el dolor y la devastación que han causado los terremotos y el huracán Mitch, los pueblos centroamericanos han visto, con agradecimiento, surgir la voluntad de las naciones y los organismos multilaterales para respaldarlos en la ingente tarea de reconstrucción.

Esta reunión del Grupo Consultivo para la Transformación de Centroamérica es la más acabada de esas expresiones de respaldo internacional, a través de los programas de solidaridad en cuya concreción estamos trabajando, así como mediante la creación de oportunidades de comercio e inversión para que, con base en nuestro esfuerzo, los países centroamericanos podamos seguir avanzando por la senda del desarrollo humano.

Por todo ello, muchas gracias.


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