En la reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) celebrada la semana pasada en Davos, se presentó por primera vez el Índice Global de Movilidad Social.
Su objetivo es proveer información que permita promover igualdad de oportunidades y movilidad social.
La movilidad social se puede entender como la posibilidad de las personas de mejorar o disminuir sus circunstancias personales en relación con las de sus padres. Por eso determina el impacto de la condición socioeconómica inicial de las personas en el nivel de bienestar que pueden alcanzar.
Las condiciones iniciales de una persona a menudo determinan el nivel de su educación, la clase de trabajo que desempeñará y sus ingresos. La mejor manera de superar la pobreza es que se pueda hacer con una activa participación de las personas pobres, por lo que una alta movilidad social rompe el encadenamiento a la pobreza de las personas que nacen en esa condición y potencia la innovación y el crecimiento económico.
A la vez, con mayor movilidad social la posibilidad de gozar de oportunidades para desarrollar su potencial les genera a las personas energía y optimismo, lo cual se traduce en mayor cohesión social, paz y posibilidades reales de vivir en democracia.
Este estudio del WEF determina que la movilidad social está gravemente limitada en la gran mayoría de las naciones. De las 82 economías medidas solo 9 alcanzan una nota mayor a 80 (la más alta es 85,2) con las cinco escandinavas encabezadas por Dinamarca ocupando los primeros lugares y las otras cuatro también son europeas. Con una calificación entre 70 y 79,8 se ubican 19 naciones. En estas primeras 28 naciones con nota de 70 o más, las únicas no europeas que aparecen -en su orden- son: Canadá, Japón, Australia, Singapur, Nueva Zelandia, Corea y EEUU. Entre 60 y 69,4 se ubican también 19 países. Allí aparecen las primeras de América Latina: Uruguay con 67,1, Costa Rica con 61,6 y Chile con 60,3. De estas primeras 47 naciones en el índice, solo 14 no son europeas. Las restantes 35 naciones con nota menor a 60 tienen un resultado entre 34,5 y 59,8, incluyen 11 latinoamericanas y 5 europeas.
La 4ª Revolución Industrial significa la posibilidad de mayores limitaciones a la movilidad social porque las plataformas digitales, el análisis de datos masivos, la inteligencia artificial, el internet de las cosas y la automatización han generado concentración económica, aumento en las diferencias salariales y pocos grandes ganadores.
Todo lo anterior obliga a académicos, políticos y analistas a considerar las condiciones de la movilidad social y las alternativas posibles para incrementarla
Si simplemente relacionamos la condición de las personas hoy con las de la familia en que nacieron, lo que estudiaríamos hoy serían las consecuencias de las acciones, políticas y circunstancias de hace 30 o 40 años. Para enfocarse en condiciones actuales que afecta a los trabajadores en su vida productiva, este índice analiza los impulsores de la movilidad social y no los resultados. Por ello este análisis de las razones del nivel de movilidad social en diferentes países, permite deducir políticas públicas convenientes para incrementarla.
El WEF mide 10 pilares como impulsores de la movilidad social, y para cada uno toma en cuenta varías características. Esto da muy detallada información para la elaboración de políticas públicas.
En el índice global, Costa Rica ocupa la posición 44. Los pilares en los cuales alcanzamos mejores lugares son protección social (puesto 30); inclusión social (34); y acceso a la educación (34). En los que ocupamos peores lugares son oportunidades de trabajo (62); justicia de la distribución salarial (57) y condiciones del trabajo (56). Los otros pilares son salud (54); aprendizaje a través de la vida (38); calidad y equidad en la educación (53); acceso a la tecnología (41).
Esto evidencia que nuestra mayor debilidad sigue estando en la capacidad productiva, y las mayores ventajas en el campo social.
En las variables incluidas en oportunidades de trabajo las peores calificaciones y posiciones las obtenemos por el desempleo entre las personas con educación secundaria y por la baja participación de las mujeres en la fuerza laboral. Ambas son causas de baja producción. Entre las variables de distribución salarial tenemos muy buena ubicación entre las naciones en cuanto a la prevalencia de salarios muy bajos (es poca) y por el alto porcentaje del Ingreso Nacional que va a los trabajadores. Pero tenemos muy mala calificación y ubicación el ranking de países por en la distribución del ingreso, lo que se determina con 3 diferentes mediciones. En cuanto a condiciones laborales de nuevo en dos variables tenemos muy buenos resultados: en cooperación obrero patronal y en derechos de los trabajadores. Pero son mayores los efectos negativos de la situación en cuanto a trabajar más de 48 horas y por la baja cobertura de trabajadores con convenciones colectivas de trabajo.
En cuanto a calidad y equidad en la educación lo que perjudica la posición de Costa Rica son los resultados de habilidades en pruebas internacionales, PISA, y por baja diversidad social de los estudiantes en las aulas.
Me llama la atención que en el pilar de salud tenemos un mal ranking y una baja clasificación (55) contrario a lo que yo esperaba por la muy buena expectativa de vida (estamos en la posición 29 entre tantos países desarrollados y europeos). Se debe a una muy alta tasa de 5,3% nacimientos por mujeres de 15 a 19 años que es mayor al promedio mundial de 4,2%, aunque es menor al promedio de América Latina de 6,3.
También, según este estudio del WEF, se debe la baja posición de Costa Rica en salud a malnutrición de personas entre 5 y 19 años. No me pareció correcta esa baja ubicación de nuestro país y al revisar la fuente de la información encontré que se basa en un importante estudio que solo se refiere a regiones, por lo que se nos aplica la tasa de desnutrición de América Central. Pero la tasa regional es más del doble de la de Costa Rica por lo que esa medición es muy inadecuada.
PhD. Miguel Angel Rodríguez
Fuente: larepublica.net