Disyuntivas
Hoy engalano mi columna Disyuntivas con la presentación que este 27 de junio realizó Lorena de su libro Como el bambú.
Lorena siempre lamentó no haber cursado estudios universitarios. A sus 81 años, con esta presentación de su libro editado por la muy prestigiosa UCR en el Auditorio de la Autonomía de su campus, Lorena “se graduó como universitaria distinguida” por los méritos de su vida.
Al acto lo honró con su presencia el Sr Rector de la UCR Dr. Gustavo Gutiérrez y muy queridas y queridos amigos y familiares. Participaron con elogiosas y muy sentidas palabras Alexander Jiménez Director de la Editorial UCR, la escritora Linda Berrón y el periodista Roberto García que la acompañaron en la creación de su obra y Susana Salas quien fue Directora de la Oficina de Primera Dama en tiempo de Lorena.
Esta fue la presentación de Lorena:
Como el bambú
Queridas Amigas, queridos amigos, agradezco mucho su presencia.
Hoy, Gracias a Dios, una vez más la vida me sorprende con la presentación a mis 81 años de este mi primer libro.
Saludo con cariño al Sr. Rector Gustavo Gutiérrez, y a mis apreciados compañeros de mesa Linda, Alexander, Roberto y Susana.
Gracias Alexander Jiménez director del SIEDIN y a su equipo de colaboradores en la editorial de la Universidad de Costa Rica quienes fueron muy gentiles para que este libro sea una realidad.
A Susana Salas a quien reitero mi agradecimiento y cariño. La conocí siendo ella muy joven. Venía con magníficas recomendaciones y estuvo de acuerdo en acompañarme en nuestra aventura política. Realizó un trabajo increíble como directora de mi oficina en la Presidencia.
De eso hace 30 años y seguimos con enorme cariño de amigas compartiendo nuestras experiencias
Gracias a Betsy, Carol y a su equipo y también a mis otras amigas que han hecho posible reunirnos aquí
¿Por qué contar mi vida?
Siempre quise conocer más de la historia de mis abuelos y esto lo manifestaba al buscar entre los papeles que guardo de mi familia. Pero no encontraba respuesta a muchas de mis interrogantes, a mi curiosidad.
¿De dónde habían venido? ¿Qué recordaban de los antepasados? ¿Qué vivencias los habían marcado? Y pensaba que tal vez yo debería escribir a mis nietos sobre mi vida y de ese modo si algún día tenían deseos de saber más sobre mí, podrían encontrar mis escritos. El hecho de que el libro esté ... no quiere decir que deban leerlo ahora. Pero está ahí para cuando surja la inquietud de conocer más sobre mí.
Le comenté mi idea a Miguel Ángel y le pareció muy lindo …. Ponete a escribir me dijo… Pero del dicho al hecho hay mucho trecho y se me hacía imposible la tarea.
Unos días después de esta conversación me dijo: a mí también me gustaría escribir mis memorias entonces hagámoslo a 4 manos… voz un capítulo y yo otro capítulo. Miguel Ángel es un escritor, hoy día escribe 3 artículos por semana. El escribe, yo hablo, cuento cuentos.
Tenía que buscar la forma más adecuada para mí y se me ocurrió que lo mejor era contar mi vida y que la única persona que podría oír mis historias era Linda Berrón, Linda me conoce de muchísimos años y yo le tengo la confianza y el cariño que le podría tener a una hermana que no tuve. Creo que a ella cuando se lo propuse se le pararon los pelos, pero me dijo que si. Gracias Linda desde el fondo de mi corazón.
Empezamos a ver cuál era la mejor forma de hacerlo… probamos varias maneras, pero no nos resultó y fue en ese momento que Roberto García estuvo de acuerdo en transcribir lo que yo le contaba a Linda. Gracias Roberto por tu paciencia.
Así, con esta ayuda, pude terminar este libro.
Tuve la suerte de nacer en una familia llena de amor. La segunda de 3 hermanos. Manuel que había nacido con una discapacidad y del que aprendí a tolerar, comprender y amar. Mi abuela Cristina nos decía que él, Manuel, había nacido para enseñarnos a amar y que la vida sólo se puede vivir de la mano de Dios. Siempre he seguido su consejo.
Luego nació Luis, mi hermano menor, que vino a acompañarme y a compartir mi infancia y juventud y que vive siempre en mi corazón.
Teníamos una “china”, Zeneida Castro, Tati, que nos quería y enseñaba cosas prácticas, pero sobre todo nos enseñó a respetar las diferencias, hablándonos de la pobreza, el esfuerzo, el amor por la familia, el trabajo arduo para ganar el cinco, a no juzgar.
Mis primeros recuerdos son de la revolución del 48 cuando sufrimos por acciones de ambos grupos enfrentados.
Nos quemaron la casa de adobe donde vivíamos. Me sacaron envuelta en una cobija y nos fuimos a México donde vivía una tía abuela. Mis abuelos Antonio Facio y Cristina Castro perdieron a su hijo Tony, médico, cuando fue como parte de la Cruz Roja a curar heridos en Murciélago. Mis abuelos paternos Enrique Clare y María Jiménez salieron exilados a Nicaragua. Ese recuerdo vivo en mi memoria fue uno de los que me llenaba del deseo de saber ¿qué sintieron y cómo lo vivieron mis abuelos?
Mi niñez, a pesar de todo fue muy feliz. Vivir en el Escazú rural compartiendo con sus campesinos y sus hijos, mis compañeros de juegos, la belleza de los campos me llenó de amor al prójimo.
Mis papás, Manuel Emilio, hombre de extraordinario valor y Marielena mi consejera y amiga, fueron maestros por excelencia. Siempre presentes nos guiaron con optimismo hacia adelante a pesar de las adversidades.
Tuvimos en esa época la suerte de ser educados en escuela pública donde no existía la competencia de clases, todas éramos iguales. Y esa etapa se coronó con la educación religiosa que nos dio valores que no se perdieron nunca.
En el Colegio de Sión empecé mi trabajo social con las Hijas de María visitando el Hospital San Juan de Dios para acompañar y leerles cuentos a los niños enfermos. Eso abrió mi puerta al voluntariado.
Luego viene lo desconocido…vivir interna en un colegio de monjas en Francia lleno de muchachas de diferentes nacionalidades. Inmersa en un país diferente, en ambiente nuevos que me enseñaron a valerme por mi misma y ser responsable de mis acciones.
Aprender secretariado, casarme, viajar a vivir en Berkeley, California, tener a los 20 años mi primer maravilloso hijo, Miguel Alberto. Volver a Costa Rica, recibir con todo nuestro amor a Andrés, participar en el gobierno de don José Joaquín Trejos, compartir los negocios y las fincas con mis papás y Miguel Ángel en Guanacaste, fue muy intenso.
Luego disfrutar a nuestra amada Ana Elena y compartir con ella cuando crecía los años en la Caraña.
Practicar la equitación me enseñó perseverancia. Arriesgarme a competir en los juegos panamericanos en Caracas me abrió la puerta a no tener miedo al fracaso. Siempre el amor y la confianza de la familia me empujaron a lanzarme a lo desconocido.
Y luego … todo lo dejé para acompañar con amor a Miguel Ángel en la aventura política. Éxitos y fracasos, todo lo vivimos juntos.
Pero ¿por qué hacer pública mi vida? Porque de todas maneras nuestra vida, la de Miguel Ángel y la mía son públicas. Hemos salido en todos los periódicos con buenas y malas noticias y las personas nos ven de mil maneras. Creo entonces que es bueno darles mi visión.
Siempre trabajé con amor. El impulso fue ver el dolor y la necesidad de tantas mujeres solas, familias sin recursos que no sabían que camino tomar. Esas mujeres con su palabra me mostraron sus necesidades para poder, guiada por Dios, buscar soluciones con la ayuda de profesionales.
Fueron 11 años de aprendizaje antes de llegar a la presidencia. Miguel Ángel siempre me apoyó y me dio libertad, su mano y su consejo para salir adelante y luego ese aprendizaje dio frutos en el gobierno y se pudieron realizar programas exitosos para bien de la población
Hoy tengo la enorme felicidad y gratitud de compartir este evento con mis hijos Andrés, Vanessa y nuestro nieto mayor Sebastián.
Me acompañan en la distancia nuestra hija Ana Elena y mis otros nietos Antonio, Luisana, Julián, Cristiana y Emiliano.
A mis 6 nietos dedico este libro.
Gracias a Miguel Ángel por siempre apoyarme. Este año cumpliremos 62 años de casados compartiendo orgullosos con nuestros hijos y nietos.
A todos Uds. muchas gracias por su amistad y su presencia.
Miguel Angel Rodríguez
Fuente: La República