Disyuntivas
Éxitos de las mujeres
En este mes rememoramos y justificadamente celebramos las importantes batallas que las mujeres han dado para vencer la discriminación del milenario paternalismo.
Ganar los derechos civiles básicos para no verse obligadas a ser sujetos jurídicos pasivos representadas por padres, maridos o tutores; abrir puertas en las universidades para estudios profesionales, de posgrado y para integrar las facultades; lograr participar en la producción recibiendo salario y emprendiendo; y alcanzar el voto, posibilidad de posiciones políticas primero secundarias y luego las más importantes, ha sido una larga y esforzada lucha, muy empinada en que las mujeres han demostrado su extraordinaria inteligencia, capacidad y tenacidad.
Y mucho se ha avanzado.
Pensar que Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein entro a la escuela para sacar bachillerato en 1896 que fue el primer año en que eso se permitía a niñas, y en 1917 fue la primera mujer en recibir un doctorado en filosofía en Alemania.
Pensar que pesar de las valientes y bien fundamentadas luchas de muchas mujeres, el voto para ellas en nuestra querida y antigua democracia solo lo alcanzaron con la Constitución de 1949.
Pensar que las acciones afirmativas con cuotas para garantizar y facilitar su incorporación a las posiciones políticas de mayor representatividad solo se empezaron a dar en 1995 con la influencia de Lorena en la Carta Socialcristiana a Costa Rica del PUSC.
Mucho queda por avanzar en participación de la mujer en los frutos de la producción
Pero mucho queda por avanzar y en nuestra patria la deuda es muy grande en el sector productivo.
Es importante tener derechos civiles y patrimoniales, pero su utilidad se ve muy limitada si no se tiene oportunidad de generar ingresos y capital propios.
El Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica dio a conocer en su Análisis del mercado laboral, pobreza y desigualdad en Costa Rica del II trimestre del 2023 que la brecha salarial en contra de las mujeres significa que devengan un ingreso un 13% menor que los hombres.
Además, su tasa de participación laboral es de apenas 40,5% a finales de 2023. Es la tasa de participación más baja de las naciones en OCDE, salvo la de Turquía, un país musulmán con mucho mayores restricciones a las mujeres.
Además, ha bajado considerablemente después de la pandemia. A fines de 2019 era un 20% más elevada pues era de 50%, lo cual ya la hacía baja internacionalmente.
Como resultado de esa falta de oportunidades laborales para las mujeres hoy trabajan 61.058 mujeres menos que hace 4 años, a pesar de que en este período la población de 15 años y más -con relación a la que se mide esta participación- ha crecido en un 5,4%.
Otro elemento de injusticia en contra de las oportunidades para que las mujeres generen ingresos es su baja participación en puestos de dirección de empresas en el sector privado. Y esto se da a pesar de los muchos estudios que demuestran las ventajas en rentabilidad que obtienen las empresas que nombran a mujeres como directoras y gerentes.
Todas estas condiciones determinan una grave injusticia que limita el ejercicio de los derechos de las mujeres y que debe ser atendida.
Claudia Goldman premio Nobel de Economía del año recién pasado fue presidenta de la Sociedad Estadounidense de Economía en 2013-2014. Su discurso presidencial: "Una gran convergencia de género: su último capítulo", plantea su concepción de las transformaciones necesarias para que se llegue a igualdad de condiciones laborales para hombres y mujeres, que no depende solo de que nosotros los hombres asumamos nuestra cuota justa de trabajos en la crianza de los hijos y en el cuido del hogar, y de también facilitar institucionalmente ese cuido, sino principalmente de cambios en las regulaciones y modalidades del trabajo. Las empresas le dan una importancia que crea discriminación a la mayor disponibilidad de los hombres a largas jornadas laborales.
Por justicia para las mujeres, por el bien de la población general, para la recuperación económica, y para afrontar la disminución tan marcada que tendremos en la fuerza laboral por la caída en los nacimientos, es urgente atender esta situación.
Frente a estos cambios es oportuno fortalecer las políticas públicas que permitirían aumentar la tasa de participación laboral femenina.
Participación laboral de las mujeres, justicia y recuperación económica
Como lo señalé el año pasado, con motivo de la adjudicación del nobel de economía, es preciso realizar transformaciones culturales, en el mercado de trabajo y en las políticas públicas.
Facilitar el cuido de los niños por terceros, mediante arreglos para que los padres paguen por ese servicio o que lo hagan las empresas brindando facilidades para que atiendan los niños de trabajadoras y trabajadores, o mediante prestaciones gubernamentales. En nuestro país desde el gobierno de don Rafael Angel Calderón con liderazgo de la Primera Dama doña Gloria Bejarano, se estableció el sistema de Hogares Comunitarios mediante el cual un grupo de familias pagan a una madre del vecindario para que cuide de sus hijitos mientras sus padres trabajan, sea durante toda la jornada, sea cuando salen de los cursos lectivos de los primeros años escolares. Este es un sistema de generación de empleo (las madres comunitarias) y de facilitación del trabajo fuera del hogar de las madres que envían al Hogar Comunitario a los hijos. Frente a las limitaciones presupuestarias que impone la regla fiscal vale la pena revivir este sistema de ayuda mutua. En lo posible es muy conveniente expandir los servicios brindados por el gobierno mediante los CEN- CINAI y la Red de Cuido.
Promover la educación de los hombres para que asumamos una mayor cuota en las tareas hogareñas, para así poder liberar a las mujeres a tener menos costo en asumir trabajos fuera del hogar. Esto se puede realizar mediante campañas en el sistema educativo, pero mayormente mediante campañas publicitarias ejemplarizando la dedicación a esas tareas de figuras masculinas (deportistas, artistas, comentaristas, políticos). Entre nosotros todavía es muy bajo el tiempo que los padres dedican a las tareas de crianza, cocina, limpieza y otras tareas domésticas.
Extender las licencias de paternidad para los hombres a fin de facilitar sus tareas en la crianza de los hijos. Actualmente tienen 2 días por cuatro semanas y al igual que las licencias de maternidad las paga un 50% la seguridad social y un 50% el patrono. Ambas licencias deberían ser íntegramente pagadas por la CCSS para no afectar la empleabilidad de las posibles madres y padres.
Mediante normas laborales que disminuyan a las mujeres el costo de oportunidad de laborar fuera de su hogar y promoviendo tareas que se puedan desempeñar desde sus casas gracias a la conectividad y a trabajos a destajo. Para lo primero son muy importantes las licencias de trabajo con pago antes y después de los partos. Estas licencias deben -igual que las de los padres- ser asumidas por la seguridad social, para no crear desincentivos a la contratación femenina.
Flexibilizando los mercados laborales. Cada vez más las mujeres no necesitan escoger como una definición para toda su vida si trabajar o quedarse en el hogar para atender a sus hijos. Se ha tornado en una decisión que va cambiando con el transcurso de la vida familiar. La mujer pospone el nacimiento de sus hijos para iniciar una relación laboral. La puede interrumpir durante un tiempo cuando sus hijos están muy pequeños incluso compartiendo estos períodos fuera del mercado laboral con los padres de niños y niñas, y retornar a las tareas de trabajo fuera del hogar un tiempo después. También cada vez más se compatibiliza el poder trabajar y crear a los hijos simultáneamente, con la colaboración del padre y de las facilidades profesionales para su cuido. Pero estos cambios requieren mercados laborales flexibles como nos lo enseñó la Premio Nobel de Economía Claudia Goldin.
Está muy bien reconocer a las heroicas mujeres el progreso que ya han construido. Pero es aún más necesario con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer comprometernos a seguir avanzando en la equiparación plena de sus derechos y oportunidades.
Miguel Angel Rodríguez
Fuente: La República