ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
La OEA otorgó un muy justificado reconocimiento al Sistema Nacional de Información y Registro Único de Beneficiarios (Sinirube): el Premio Interamericano a la Innovación para la Gestión Pública.
Es el premio a un muy importante instrumento para poder dirigir correctamente los recursos a las familias en condición de pobreza, para prevenir el clientelismo politiquero, para evitar duplicaciones y para poder darle seguimiento a los diferentes programas y evaluar sus resultados.
El último Informe de Estado de la Nación señala: “Desde finales de la década de los años noventa, el sector social se planteó unificar los datos de todos los programas sociales focalizados en un sistema único e integrado de información. La idea era tratar de reducir las filtraciones, las exclusiones y las duplicaciones de beneficiarios entre los programas, así como estandarizar la definición de pobreza”
En 1991 los programas sociales tenían una clara limitación: los beneficiarios se escogían conforme se presentasen a las instituciones públicas a solicitar ayuda. Esto excluía a los más pobres que no estaban en condiciones de realizar esa gestión, y fomentaba el clientelismo politiquero.
En 1991 Roxana Víquez, la presidenta ejecutiva del IMAS, empezó la tarea. Con ayuda de Tarsicio Castañeda, entonces con el Banco Mundial en Costa Rica, se fue a Chile e investigó el CASEN, un programa descentralizado que operaba en las Municipalidades precalificando las familias pobres de acuerdo con sus necesidades insatisfechas. Hasta donde yo sé, fue la primera medición de pobreza multidimensional.
Roxana lo mejoró centralizándolo en el IMAS, y así surgió con el apoyo entusiasta del Gobierno Calderón Fournier el SISBEN, construido con las limitaciones tecnológicas de entonces.
En 1998 pedí a Roxana que retornara a la presidencia del IMAS y que le diéramos continuidad a esa valiosísima iniciativa, que formó parte de todo un esfuerzo en pro de la eficiencia de la acción social del estado y en pro de eliminar el clientelismo.
Era esencial para focalizar bien los recursos del sector social mejorar el SISBEN y tecnificarlo.
Roxana entró en acuerdos con NNUU y dentro de nuestro Plan de Solidaridad que se propuso garantizar apoyo a las personas que realmente lo necesitan, se estableció un sistema objetivo de selección y seguimiento de los beneficiarios, denominado SIPO (Sistema de Identificación de la Población Objetivo). Se mejoró sustancialmente la recolección de la información mediante una encuesta estandarizada, llamada ficha de identificación social (FIS). Se logró acuerdo con universidades públicas para contar con el trabajo social de los estudiantes en la elaboración de las FIS.
No era suficiente. Para poder acabar de convertir el SIPO en una política de Estado, para poder mejorarlo con los avances de la tecnología y con el apoyo de los EBAIS que con la restructuración que estaba en curso se estaban estableciendo en el sector salud, logramos que se incluyera un monto no reembolsable de $3 millones en un crédito del Banco Mundial, destinado a esa transformación tan importante para el bienestar costarricense. Los EBAIS son las instituciones estatales más cercanas a las familias y junto con el IMAS son quienes recogen la información de familias en pobreza que luego se cruza con otras bases de datos para conformar el SINIRUBE. Los EBAIS son esenciales para detectar a las familias pobres de su circunscripción, para dale seguimiento al uso de las ayudas sociales y para poder mantenerlo actualizado
Agradezco al Sr Ministro de Bienestar Social Juan Luis Bermúdez que en un webinar del Estado de la Nación que pude escuchar señaló estos hechos.
Desdichadamente no se le dio continuidad a ese esfuerzo, no se usó los recursos del Banco Mundial para terminar de ejecutar el SIPO y se perdieron 15 años en poder lograr ese objetivo.
Pero otras dos mujeres salieron a la brega e hicieron posible el Sinirube.
El Sinirube fue creado en 2013 por la Ley 9371 gracias a una iniciativa de la diputada Gloria Bejarano que desde 1991 como primera dama había estado involucrada en la construcción de esta herramienta. Ana Helena Chacón, por su importante desempeño en el Triángulo de Solidaridad, había estado involucrada desde 1998 en este empeño. Y ella lo puso en práctica con gran fuerza a partir de 2017 en su ejercicio como vicepresidenta de la República y Coordinadora del Consejo Presidencial Social.
Ahora la OEA premia esta herramienta contra la pobreza que gracias al esfuerzo continuado por muchos años de tres valiosas mujeres se hizo posible.
Miguel Angel Rodríguez
Fuente: diarioextra.com