ALTERNATIVAS

Miguel Ángel Rodríguez E.

Miguel Angel Rodriguez Echeverria

Después de haber estado aumentando muy aceleradamente a partir de 2002, en los dos últimos años ha disminuido en Costa Rica el número y la proporción en relación con la población de homicidios dolosos, de criminalidad y de delincuencia. Ese es un éxito muy importante de la administración Chinchilla, que es reconocido en las encuestas de opinión pública. Ellas indican que la inseguridad ciudadana, que era el mayor problema para las personas al inicio de este gobierno, ya no ocupa ese lugar y su percepción ha disminuido muy significativamente.

En los periodos de disminución de inseguridad (1999 a 2002 y 2010 a 2012) se dan tres características comunes: aumento del número de policías preventivos, una mejor capacitación y profesionalización de ellos, y un aumento del encarcelamiento. ¿Debemos continuar con esas políticas? Dejo para otra ocasión el tema del encarcelamiento.

 

La respuesta es importante, pues estamos lejos de haber terminado con la inseguridad. Son aún muy altos los índices de homicidio, delincuencia y criminalidad. El de homicidios es 3 veces mayor al de Chile y un 40% mayor al que sufríamos en 2002.

En estos días -con motivo de la publicación de las bases de datos de los estudios del Estado de la Región- se ha señalado que en Centroamérica entre 2000 y 2011 la proporción de policías con respecto a la población aumentó en un 25%. Sin embargo en ese mismo periodo se ha duplicado la proporción de homicidios dolosos con respecto a la población. ¿Quiere esto decir que el aumento de la policía no disminuye la violencia? Por supuesto, esa conclusión es falsa porque en ese mismo periodo la irrupción del narcotráfico ha causado el incremento en la violencia.

Sin duda debemos seguir aumentando la cantidad de nuestra fuerza policial y mejorando su capacitación y métodos de trabajo. Más policía, mejor preparada y mejor dotada en las calles adonde se cometen los delitos, es una muy importante fuerza preventiva de la delincuencia y la criminalidad.

Es cierto, como se afirma en esas noticias, que se da una correlación positiva entre desigualdad y violencia. Pero no es esta una causa única y ni siquiera se ha determinado que sea una causa determinante de la violencia.

Desdichadamente en nuestro país ha aumentado la desigualdad en estos últimos años, cuando más bien ha disminuido en la mayoría de los países latinoamericanos. Durante ese periodo la inseguridad aumentó de 2002 a 2009, pero luego ha disminuido. No parece ser ese lamentable aumento en la desigualdad causa del crecimiento de la violencia en nuestro país.

Lo que sí es evidente es que la presencia policial en las calles las hace más seguras. Esto no va a eliminar los delitos violentos al interior de los hogares y por supuesto este tema merece atención del gobierno y en especial de la judicatura. Pero lo debemos corregir principalmente con mayor amor al prójimo y mejor autocontrol, y esa no es área propia de las políticas públicas sino de la conversión moral y religiosa.

Y claro necesitamos una policía que sea solución y no parte del problema. Por ello las medidas de orden y control al interior del cuerpo policial deben ser de gran calidad. Para ello también debemos mejorar gradualmente, pero sin pausa, las condiciones de trabajo de nuestros agentes de policía y promover hacia ellos el respeto, la gratitud y la confianza de los ciudadanos. Sigamos apoyando y mejorando la Nueva Generación de Policías.


Fecha de publicación: 22-Jul-2013

 

Fuente: diarioextra.com


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