ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
La semana pasada compartí con ustedes datos muy preocupantes sobre el cáncer en América Latina y el Caribe, que muestran el atraso que tenemos en Costa Rica para diagnosticar el cáncer en forma temprana, y los dolores que sufren nuestras familias, especialmente de menores recursos, para tratar esa enfermedad.
Pues bien, en abril de 1998 se aprobó una ley que creó el Instituto Costarricense Contra el Cáncer y lo dotó de rentas propias para que fuera una entidad especializada para la docencia, la investigación y la prevención del cáncer, así como para el tratamiento de quienes lo padecen.
Con las rentas propias provenientes del 80% de un impuesto sobre los premios de lotería el Instituto acumuló recursos suficientes para construir y operar un Hospital del Cáncer que se planeó para 80 camas, con 4 aceleradores lineales, con facilidades para formar personal y para investigar y dar apoyo a los hospitales y clínicas de la CCSS.
Se adquirió un terreno de la CCSS en su finca La Uruca y se acordó construir y operar el hospital mediante un acuerdo gobierno a gobierno con Canadá. Impedimentos regulatorios frustraron esa vía.
Ya en esa ocasión un gran costarricense y mi muy especial y recordado amigo, el pionero oncólogo Dr. Carlos Manuel Gutiérrez me contó que cuando él había tratado de convertir la sección de Cáncer del Ministerio de Salud en un Instituto la oposición de muchos intereses se lo había impedido.
Sin esa vía rápida no se pudo, durante mi Presidencia, dejar encaminada la construcción del edificio para el hospital del Instituto Contra el Cáncer. Sus "enemigos" se fortalecieron en los dos gobiernos siguientes. Y cuando estos finalmente lograron liquidar la institución en 2008, el Instituto le entregó a la CCSS alrededor de $70 millones, con lo que de sobra se habría podido cumplir con los planeado.
No se construyó el hospital, los enfermos no tuvieron acceso a sus servicios, solo se formaron algunos especialistas, seguimos atrasados en diagnósticos, con diagnósticos tardíos y con atrasos graves en los tratamientos. Han hecho falta aceleradores lineales, se siguen usando bombas de cobalto, se acumularon 180.000 citologías sin realizar y 30.000 mamografías sin analizar...para una cirugía urgente hay que esperar meses. Miles de personas corren indebidos riesgos y lo que se quiso no tener no tuvo sustitución alguna.
Fecha de publicación: 13-May-2013
Fuente: diarioextra.com