ALTERNATIVAS
En griego antiguo se usaba la misma palabra para “enemigo” y para “extranjero”. Acostumbrados a la violencia entre grupos humanos diferentes, superar los prejuicios contra los extranjeros es un camino difícil, en el que hemos avanzado bastante pero falta mucho por recorrer. Por eso no es un tema solo económico de ingreso de trabajadores, sino una realidad social y cultural mucha más compleja. El trato que se le da refleja el nivel de respeto del país receptor por la dignidad humana.
Las remesas de los millones de trabajadores inmigrantes son de enorme importancia para sus países de origen. En 2012 se estima su monto hacia países en desarrollo en $406 mil millones, más de tres veces el monto de la ayuda oficial al desarrollo y este rubro mostró gran sostenibilidad ante la crisis, pues solo cayó en 2009 para recuperarse rápidamente.
En Costa Rica vivimos una realidad migratoria diferente a la de otras naciones latinoamericanas, pues si bien recibimos remesas, sobre todo de costarricenses radicados en EEUU, a la vez tenemos una muy importante población de trabajadores inmigrantes, especialmente de Nicaragua y Colombia. Las remesas enviadas desde nuestro país consumían a fines del siglo pasado entre 80 y 90% de los ingresos por similar motivo. Y aunque los ingresos aumentaron más de cuatro veces del 2000 al 2012, los egresos siguen representando la mitad de ellos. En cuanto al número hay más del triple de inmigrantes que de emigrantes y un 10% de la fuerza laboral son extranjeros.
La verdad es que como país receptor de inmigrantes hemos dado buenos ejemplos de inteligente benevolencia. Ni los países más poderosos de la tierra han logrado evitar la inmigración ilegal pues ¿quién va a parar a una persona hambrienta que busca sustento? Por eso en 1998-1999 se dio una amnistía migratoria a la cual se acogieron 155.316 personas de la región, de las cuales un 97,4% eran nicaragüenses. De ese total culminaron exitosamente, con la obtención de la residencia permanente, 144.952 solicitudes, es decir casi el 95 por ciento de las presentadas. De esa manera se legalizó su estatus y esos trabajadores pudieron acceder -pagando sus cotizaciones- a las ventajas de nuestros sistemas sociales, y dejaron de ser una amenaza para los salarios de los trabajadores costarricenses pues ya tenían la ventaja de operar legalmente con los salarios mínimos establecidos.
Pero no solo eso. Uno de los costos que más afectan a los inmigrantes son los de enviar dinero a sus familias. En 2009 las poderosas naciones del G8 acordaron disminuir el costo de ese envío de 10 a 5% en 5 años. Según los datos del Banco Mundial el año pasado Costa Rica fue uno de los corredores de envío de remesas más baratos. El costo global fue de 8,96%, el del G8 de 8,34%, el del G20 de 8,87, el de EEUU 5,02 % y el de Costa Rica de 3,89%. Entre 219 rutas de país de origen a país de destino 202 son más caras que Costa Rica-Nicaragua, y ninguna de las 16 más baratas está en las Américas.
Estos resultados y el trato a los extranjeros reflejan la alta estima nacional por la dignidad humana.
Fecha de publicación: 25-Feb-2013
Fuente: diarioextra.com