ALTERNATIVAS
Miguel ?ngel Rodr?guez E.
Despu?s de m?s de cinco d?cadas EE.UU. y Cuba restablecieron sus relaciones diplom?ticas. Desde hace mucho era evidente que el embargo comercial de los Estados Unidos no rend?a fruto. Se establecer?n relaciones diplom?ticas, se facilitan visitas de norteamericanos, la comunicaci?n, las remesas y el acceso a tecnolog?as, se limitan los efectos del embargo. Pero la nueva relaci?n establecida entre los Presidentes Obama y Ra?l Castro dif?cilmente acabar? con ese embargo, y hasta es posible que se dificulte el nombramiento de un embajador ante La Habana, pues la mayor?a republicana en el Senado puede impedirlo.
La gran mayor?a de quienes hemos mantenido una posici?n contraria a ese embargo comercial, lo hemos hecho convencidos de que es m?s f?cil influir en la evoluci?n de una sociedad hacia su libertad, el respeto a los derechos humanos y la democracia si se dan contactos comerciales, culturales, de viajeros, arte, deporte y entretenimiento con naciones en las que priven esos valores y pr?cticas. Los ejemplos en Europa en la postguerra con la integraci?n econ?mica, y en los noventa con la ca?da del tel?n de acero, as? como en Asia con el desarrollo de democracias en los pa?ses que se incorporaron al comercio y la globalizaci?n, confirmaron esas opiniones.
Investigaciones sobre los efectos de los embargos aplicados en el ?ltimo siglo concluyen que, para ser efectivas, las sanciones econ?micas deben ser aplicadas por muchos actores y tener objetivos muy concretos, como las impuestas a Rusia con relaci?n a su intervenci?n en Ucrania, o a Ir?n para impedir su acceso a armas nucleares.
Establecer la democracia escapa a las capacidades del mejor embargo.
Las experiencias de los Estados Unidos en Vietnam y en Oriente Medio lo demuestran. No se puede imponer a una naci?n, desde afuera, respeto a los derechos humanos, libertad y democracia. Ni pudo hacerlo el embargo comercial ni las nuevas relaciones entre Washington y La Habana podr?n hacerlo.
Pero los amantes de la libertad no podemos ser indiferentes frente a los atropellos a los derechos humanos y la libertad de los cubanos. Y ello incluye el derecho humano de los habitantes de nuestro hemisferio a vivir en democracia.
En Am?rica la protecci?n internacional de los derechos humanos dio nacimiento a nuestro sistema interamericano de derechos humanos. La Carta Democr?tica Interamericana reafirma la intenci?n de los Estados Miembros de la OEA de "fortalecer el sistema interamericano de protecci?n de los derechos humanos para la consolidaci?n democr?tica del Hemisferio."
Si bien no se puede imponer los derechos humanos y la democracia, si es deber de los pa?ses de Am?rica y de los americanos promoverla y protegerla. Entre m?s contactos con el mundo libre tengan los habitantes de la isla caribe?a mayor es la probabilidad de que evolucionen hacia la libertad y menor el tiempo para hacerlo. Pero no es una evoluci?n autom?tica.
Para lograrlo en Cuba y progresar en las relaciones hemisf?ricas necesitaremos un importante equilibrio entre promoci?n de nuestros valores occidentales y apertura a los intercambios y las diferencias. No solo EE.UU. y Cuba sino tambi?n las naciones latinoamericanas, sus sociedades civiles y los organismos hemisf?ricos enfrentamos esa gran responsabilidad