ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
Este 9 de setiembre tuve el gusto de participar en el Liceo del Sur, invitado por ANFE, en un acto motivado por el 203 aniversario de nuestra independencia.
Es un colegio público que brinda sus servicios a unos 700 estudiantes provenientes de dos importantes barrios capitalinos con los que por distintas razones he tenido contacto.
Está ubicado en Barrio Cuba, una comunidad con la que desde niño he mantenido relación, pues mi mamá colaboró con los Padres Carmelitas cuando vinieron al país para que levantaran su convento allí. Por muchos años nuestras celebraciones religiosas las disfrutamos en esa parroquia de la Medalla Milagrosa.
También asisten al Liceo del Sur jóvenes de Barrio Cristo Rey al que me une mi gran cariño, admiración y respeto para el Padre Sergio Valverde y sus Obras del Espíritu Santo, que allí se radican.
El acto brilló por la disciplina de los jóvenes, su respeto a las celebraciones patrias, su entusiasta participación en entonar el Himno Nacional, a la bandera y al 15 de setiembre y el orden con el que se manejó todo el evento.
¡Que satisfactorio es ver a nuestros jóvenes actuando con responsabilidad en el disfrute de las oportunidades educativas que sus familias y el país les ofrecen, y al director de la institución y sus profesores tan comprometidos y cercanos con sus estudiantes!
En los discursos de los invitados y de la joven estudiante que participó, se habló de independencia y de libertad.
Pero terminé con la sensación de que no se había aclarado adecuadamente los términos y su relevancia.
En honor de esos estudiantes del Liceo del Sur aprovecho está columna para compartirles alguna apreciación al respecto.
Celebramos la independencia nacional. Quiere esto decir que Costa Rica, un conjunto de familias con su cultura, organización y tradiciones que se ubica en estas bellas tierras llenas de tesoros naturales, es a partir de entonces una sociedad capaz de decidir su propio destino.
Claro, es una sociedad limitada. Limitada en su conocimiento, limitada por el uso del tiempo, limitada por sus riquezas naturales que debe resguardar, limitada por la acumulación de capital que cada generación hereda, limitada por las acciones de otras naciones.
Pero, dentro de la realidad de sus limitaciones, es independiente y ha usado con sabiduría su independencia.
Unos 50.000 costarricenses recibieron hace 203 años la noticia de la Independencia declarada en Guatemala. De ellos quizá unos 2.500 supieran leer, eran pobres y vivían aislados en estos lares, desperdigados por estas montañas, valles y costas. Pero con esas enormes limitaciones fueron nuestros antepasados capaces de, en un mes y medio, darse nuestra primera
Constitución para organizar su vida cívica, y empezaron la construcción del país del que hoy nos enorgullecemos, la democracia más antigua de América Latina, respetada por su vocación de paz, sin Ejército, amante de la naturaleza y tradicionalmente preocupada por la educación y la salud de sus habitantes.
Una sociedad tolerante y solidaria con valores cristianos, abierta al mundo y al progreso.
Y en ella vivimos personas que tradicionalmente hemos apreciado la libertad de cada una y de todos.
Libertad que también cada persona ejerce dentro de los límites de sus capacidades, oportunidades, conocimientos, recursos. Y sobre todo del respeto a la libertad de los demás.
Por eso nuestra vida en libertad es en democracia liberal.
En una organización política que evite que el hombre sea lobo del hombre, que nos permita vivir bajo el imperio de las leyes y no del arbitrio de otra u otras personas.
Pero además los costarricenses hemos tenido a lo largo de estos dos siglos de vida republicana vocación de crear una sociedad tolerante y solidaria. Donde no solo respetemos la libertad de los demás y aceptemos sus diferencias, sino que procuremos amarnos unos a otros para poder ser felices.
Tenemos mucho que construir. Tenemos mucha pobreza, mucha ignorancia, mucha violencia, muchos sentimientos negativos entre nosotros.
Pero, si seguimos la huella de nuestros antepasados, podremos progresar en nuestras condiciones de vida, siempre que lo hagamos como una nación independiente habitada por personas libres y solidarias, que defiendan su democracia y su estado de derecho.
Fecha de publicación: 16-Setiembre-2024
Fuente: diarioextra.com