ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
¿Vendería usted un carro si tiene tres y muchas necesidades importantes sin atender?
Una familia por diversas razones, como descuido, ilusiones frustradas y falta tanto de previsión como de acuerdo entre sus miembros, se ha endeudado en demasía y las tarjetas de crédito están a reventar. Pagan muy altos intereses y ya está al límite de su endeudamiento. Han empezado a poner orden. Han bajado los gastos y trabajan horas extra, pero todavía las deudas son muchas. La hija de 18 años ayuda a los gastos con su trabajo, pero no puede ir a la universidad porque para ello el dinero no alcanza. Un cuarto de la casa se está cayendo y no hay recursos para arreglarlo.
La familia tiene tres automóviles. Claro. La solución es vender uno, arreglar el cuarto antes de que se caiga y estripe a los hijos menores que allí duermen, cancelar al menos parte de los créditos y con el ahorro en pago de intereses hacer que la hija pueda hacer sus estudios universitarios.
Esa es la lógica solución que el Gobierno ha planteado proponiendo la venta del Banco de Costa Rica.
Puede ser “bonito” tener tres bancos del Gobierno como para esa familia era bonito tener tres automóviles. La verdad es que en este caso yo no sé por qué será bonito que el Estado tenga tres bancos. Con dos más que basta para influir en el mercado de banca comercial y las tareas de política y control las cumplen el Banco Central y las superintendencias del sector financiero. Un tercer banco comercial público no cumple ningún papel importante para la sociedad.
Se ha avanzado grandemente en mejorar la hacienda pública. Pero la situación fiscal está lejos de ser la adecuada. La relación de deuda pública a PIB del año pasado fue de 61,1%, y aún es mayor a 60% que es la tasa mayor de endeudamiento que la regla fiscal consideró para limitar el crecimiento del gasto. Esto limita al máximo el crecimiento del gasto corriente y de la inversión e impide ajustar salarios por inflación. Se debe seguir disminuyendo la relación de la deuda pública respecto al PIB y por ello es necesario seguir aplicando la regla fiscal. Si la relación baja de 60% el gasto corriente puede crecer más, la inversión no tendría límite de crecimiento y se puede ajustar salarios por costo de la vida.
Pero las necesidades sociales importantes a cargo del Estado que están insatisfechas son muchas.
Los homicidios aumentaron proporcionalmente mucho en 2022, se dispararon el año pasado y son aún mayores este año. A baja cobertura en secundaria y terciaria y a pobres y decrecientes resultados constatados internacionalmente en pruebas de habilidades, se agregó el “apagón educativo”. Tenemos menos personas empleadas que antes de la pandemia, y el promedio de los ingresos laborales es menor. Una población que envejece e incrementa los costos se agrega a un manejo ineficiente acumulado. Los programas sociales reciben menos recursos que antes de la pandemia, pues de 2019 a 2023 el gasto social disminuyó en colones corrientes y cayó casi un 9% en términos reales. A pesar de esfuerzos no alcanzamos ni siquiera a cubrir el mantenimiento que requiere la estructura ya construida. Ni que decir de las obras nuevas.
En estas condiciones sería muy conveniente acelerar la disminución de la deuda pública respecto al PIB dedicando para ello los recursos de vender el BCR. Ello nos permitiría atender esas necesidades insatisfechas. Esto es priorizar las acciones públicas en favor del bien común. Para obtener todos estos beneficios, considero necesarios algunos cambios al proyecto de ley para asegurar que:
Para bajar el margen de intermediación bancaria se dé preferencia en la venta a un banco de primer orden que se comprometa a dedicar el Banco de Costa Rica a trabajar al detalle en cuanto a búsqueda de cuentas corrientes y a su concesión de crédito.
Para bajar más la deuda el total de los ingresos por la venta debe ser para abonos extraordinarios a la deuda pública, por encima de las amortizaciones del año en curso, y sin que se puedan usar para pago de intereses.
Y el aumento en el crecimiento del gasto corriente que permita esta reducción extraordinaria de deuda pública debe emplearse en las cinco áreas esenciales: seguridad, educación, servicios sociales, salud e infraestructura.
Fecha de publicación: 08-Abril-2024
Fuente: diarioextra.com