ALTERNATIVAS

Miguel Ángel Rodríguez E.

Dr. Miguel Angel Rodriguez Echeverria

La grave situación fiscal que se fue acumulando, y que solo empezamos a resolver con la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas y su regla fiscal, nos coloca en condición similar a la de una familia que se endeudó en exceso, por lo que se ve obligada a trabajar más y gastar menos.

Ese gastar menos la obliga a priorizar en qué hacerlo. No puede darse el lujo de bajar igual todos los gastos.

No puede dejar de comprar la leche que necesitan los niños. Preferirán los padres, cuando ya no estén gastando en amenidades, empezar a ir al trabajo a pie o en bicicleta dedicando más tiempo al transporte, dejar de pagar a la persona que les venía a ayudar de cuando en cuando a limpiar la casa, regalar el perro para no tener que alimentarlo. Pero no dejarán de comprar los alimentos para sus hijos.

Igual debe proceder un Gobierno. La regla fiscal no se debe aplicar bajando el crecimiento de todos los gastos en la misma proporción. Se deben establecer prioridades.

Pero poco se cumple con esta obligación. Generalmente se decide por la inercia. Se mantiene la estructura del gasto. En los presupuestos y en su ejecución se aumentan (o muy rara vez y ante circunstancias excepcionales se reducen) todos los rubros en proporciones similares.

La regla fiscal no genera la necesidad de priorizar y escoger. Pero la pone de manifiesto. Para cumplir el límite al gasto que impone la regla fiscal la inercia mueve a seguir con la inercia: BAJAR DE IGUAL MANERA EL CRECIMIENTO DE TODOS LOS REGLONES DE GASTO.

Eso es ineficiente, y a la larga hace imposible políticamente mantener la regla fiscal. Hay que priorizar. Con menor espacio fiscal, más se debe priorizar. Es posible hacerlo.
Restructurando dependencias. Uniendo departamentos. No llenando plazas que quedan vacías. Moviendo funcionarios entre dependencias. Con mejor administración del personal. Comprando más barato. Seleccionando mejor los beneficiarios. Unos reglones de gasto se disminuyen. Otros pueden entonces crecer más. Es posible hacerlo.

Sin una urgencia fiscal como la que vivimos en los últimos años, y solo para lograr ser más eficientes en la tarea de gobierno, lo hicimos entre 1998 y 2021.

El déficit financiero del sector público consolidado fue de solo un 2,9% del PIB en 2001. Pero redistribuimos el gasto para obtener los recursos adicionales para educación, salud, infraestructura, seguridad ciudadana y solidaridad social. Por ello los recursos destinados a esos sectores prioritarios pasaron de representar el 45% del gasto presupuestado al inicio de nuestra gestión, excluyendo el servicio de la deuda, al 55% para el 2001.

Hoy es preciso priorizar para dar estricto cumplimiento a la regla fiscal y seguir en el camino de resolver la estrecha situación fiscal. Ya vendrá después un tiempo para atender mejor otras necesidades.

Hoy hay que defender la “leche de los niños”. Me preocupa que se le están atrasando recursos a los hogares de ancianos y a otras obras en que los dineros públicos se unen a esfuerzos privados para atender personas en grave necesidad. El resultado puede ser desastroso: viejitos abandonados en los hospitales o en sus casas sin atención alguna. Hay que priorizar. Y hay que focalizar en los programas a favor de los pobres. Los recursos escasos deben llegar a ellos, no a otras familias.


Fecha de publicación: 20-Febrero-2023

Fuente: diarioextra.com


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