ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
Profundo dolor nos causa a Lorena, a nuestros hijos, nietos y a mí la partida de Nydia, la adorada hermana, la increíble Nini.
Una mujer llena de fortaleza y vigor, pero también de ternura y amor, y con una incansable capacidad para hacer cosas.
Fue mi hermana desde mi infancia cuando se inició su noviazgo con Millo, mi querido hermano mayor Manuel Emilio. Y años después adoptó a Lorena como su hermana.
Fue una esposa admirable, una madre dedicada, una amiga confiable siempre, la abuela esmerada en ayudar y mimar a sus nietos, la mujer fuerte y empeñosa.
Nos consuela que en la Gloria de Dios se ha unido con Millo, a quien con igual dolor despedimos otro febrero hace 22 años y para quien también celebramos su paso a la resurrección y a la vida eterna en su Parroquia de tantos años dedicada a la Virgen de Luján.
La partida de Nydia nos deja muy tristes por la separación, pero llenos de amor y gratitud. Para Lorena y para mí, Nini seguirá siempre presente en nuestro corazón, en las vidas de nuestros sobrinos Carlos Manuel, Florencia y Álvaro, y en el florecer de sus nietos Lucia, Emilio, Matías y Elena. Nydia siempre estuvo ahí.
Armando la impecable fiesta de la media teja para celebrar los 50 años de Manuel Emilio y chineándolo con total devoción e inmensa capacidad en su enfermedad. Cuidando a sus queridos padres don Arturo y doña Isabel. Y cuando faltaron atendiendo la finca que les heredaron a los hermanos Echandi Quirós.
Cada hijo, cada nieto, cada hermano, cada amigo, cada colaborador podríamos contar la infinidad de veces que nos brindó su solidaria ayuda.
Cuando sufrí una cruel y larga persecución, Nini me consiguió apartamento para tener disponible a mi llegada, pues la casa de la familia estaba alquilada y sabíamos que el Fiscal Dall’Anese iba a solicitar prisión y pensábamos que podría ser arresto domiciliario, como lo fue por unas pocas semanas antes de que ilegalmente y con mentiras me enviasen a la cárcel. Cuando pasé a La Reforma y Lorena seguía en EE.UU. atendiendo a Ana Elena que se recuperaba de una cirugía, Nydia se desvivió por ayudarme. Su casa se convirtió en el Cuartel General de Defensa. Llamaba a abogados, a amigos leales que procuraban apoyarme, a periodistas y a todos los movía a la acción.
Su fructífera actividad terrena ha terminado. Pero su ejemplo, su compromiso con las demás personas, su búsqueda incansable de la excelencia y la belleza nos seguirán inspirando siempre a muchos.
Ex Presidente de la República
Fuente: diarioextra.com