ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
Tener a tiempo las placas metálicas para los automóviles, tapar los huecos de las calles y carreteras, realizar el censo en el año que corresponde, eliminar el faltante de aulas, aumentar el número de policías en servicio, prácticamente erradicar la sobrepoblación en las cárceles.
Lo recordé por el enorme deterioro que se ha dado con el hacinamiento de los privados de libertad y lo que ello significa.
Con el hacinamiento prácticamente desaparecen los programas de promoción del trabajo y la educación. Los sistemas de clasificación progresiva para mejorar la condición de los reclusos son inaplicables. La posibilidad de su superación depende -casi exclusivamente- del trabajo que grupos religiosos de católicos y otras denominaciones efectúan al interior de las prisiones. Y solo existen unas 72 celdas individuales para prisioneros de mayor peligrosidad, que se denominan, sin serlo, "de máxima seguridad", cuando se necesitarían unas 500 posiciones de ese tipo por el gran aumento de la violencia y peligrosidad de la delincuencia actual.
En 1997 había capacidad en las cárceles para 3029 detenidos y su población era de 4967 personas: un inhumano 64% de sobrepoblación. En contraste, al 30 de abril del 2002 la capacidad de alojamiento había ascendido a 6060 con un incremento de un 100%. Se pudo hacer esas 3031 nuevas posiciones y además se dejó un contrato para la cárcel de Pococí que luego no se ejecutó.
Esa propuesta incluía 500 puestos de verdadera máxima seguridad de los cuales no se ha construido ni uno. Por su parte, gracias a un incremento en el número y la capacitación de la policía, el número de detenidos aumentó a 6489 (un aumento de 1522 personas). Pero ese gran crecimiento de un 31%, prácticamente el triple del crecimiento de la población, fue vencido por el 100% de aumento de la capacidad y la sobrepoblación bajó a solo un 7%. A pesar de que no se ejecutó el proyecto de Pococí con la calidad requerida para enfrentar los retos de entonces, y más aún de ahora, la Administración del presidente Pacheco continúo con el desarrollo penitenciario y para el 31 de marzo de 2006 el país tenía capacidad para 7500 privados de libertad y su número era 7627. La capacidad creció en ese período un 24% y el número de prisioneros en un 17,5%, lo que redujo la sobrepoblación a un insignificante 2%. Se redujo la tasa de encarcelamiento y también la de aumento de la capacidad penitenciaria, pero siempre se construyó más que el aumento de detención.
Fecha de publicación: 11-Nov-2013
Fuente: diarioextra.com