ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
El tema lo plantea adecuadamente el Sr. Ayales pues no se trata solo de un aumento de impuestos.
Ciertamente necesitamos mayores ingresos tributarios ante el calamitoso estado de la infraestructura y la necesidad de mejorar la calidad de los servicios públicos en especial educación y salud. Pero si no se corrigen los problemas de la ineficiencia y el exceso en gasto de remuneraciones y transferencias los nuevos ingresos solo servirían para financiar ese derroche. También es cierto que no será posible poner orden en el gasto si no se resuelven problemas de administración del presupuesto por carencias de la institucionalidad fiscal. Me acuerdo, con incredulidad, que no fue sino hasta mi Presidencia de la Asamblea Legislativa que se estableció la Comisión de Ingreso y Gasto Público para poder cumplir con la disposición constitucional, vigente en ese entonces desde hacía 42 años, que obliga a ese poder aprobar o improbar las cuentas del presupuesto.
Lo anterior es necesario pero difícil de ejecutar.
Controlar el aumento en remuneraciones de dos puntos del PIB acaecido a partir del 2007 con el increíble aumento del gasto corriente, demandará limitar radicalmente la contratación de funcionarios y cambiar la política de pluses para eliminar los mayores pagos promedio a sus trabajadores frente al sector privado (entre un 12 y un 40% de mayores salarios para el mismo trabajo). Disminuir el aumento de 2 puntos porcentuales sobre el PIB de las transferencias corrientes, obligará a rebajar muy significativamente su tasa de crecimiento para alcanzar los objetivos en un plazo razonable. Sin embargo, y con lo mucho que eso ya demanda, no es suficiente.
Muchas personas temen que las reformas logren reducir el déficit del sector público, pero que poco después resurja el problema. La preocupación es válida. En muchas naciones y en nuestra historia incluso muy reciente (ese aumento de salarios y transferencias del gobierno), aumentos de ingresos fiscales corrigen las finanzas públicas por un corto período y luego un nivel excesivo de gasto público lleva a otra crisis.
La solución al problema fiscal debe ser duradera. Cuando una familia logra salir de las deudas que la ahogan, toma medidas para no volver a caer en eso. De igual modo, cuidadoso y serio, debemos proceder como nación.
Por eso debemos establecer un límite al crecimiento anual del gasto público. Para hacerlo de manera que nos ayude a paliar los ciclos económicos y sus negativos efectos sobre los ingresos de los más pobres, ese límite debería ser menor cuando estamos creciendo más para así ahorrar durante los períodos de vacas gordas para poder tener esos recursos en las épocas de vacas flacas.
Fecha de publicación: 28-Oct-2013
Fuente: diarioextra.com