ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
Puede parecer muy aventurado presentar al inicio de la campaña electoral una evaluación sin pelos en la pluma de los problemas fiscales. Le comenté al Ministro y su grupo de invitados que hacerlo era despertar muchos enemigos, pues son muchos los intereses que se tocan cuando se le quiere hacer frente a los problemas fiscales en los campos de gobernabilidad, gastos, ingresos, deuda e inversión y sostenibilidad. Pero es indispensable hacerlo pues no hay consciencia de los profundos problemas que hemos acumulado en el manejo del gobierno. Esos inconvenientes limitan nuestro crecimiento, disminuyen la productividad, han impedido disminuir la pobreza e incrementan la desigualdad.
Resolverlos va a requerir majar muchos cayos. Por eso solo será posible tener éxito —en una tarea insalvable— si todos aceptamos que es mejor ceder un pedacito de nuestra tajada del queque, cuando a cambio logramos hornear un queque mucho más grande que nos compense lo perdido, y nos brinde una tajada mayor cada día.
Esta es una tarea vieja e indispensable. No pudimos cumplirla al término del siglo XX porque la sociedad no aceptó abrir monopolios estales y vender algunos activos para bajar los niveles necesarios de inversión pública y disminuir la deuda pública y sus costos. No lo aceptó el sistema político-jurídico costarricense cuando finalmente la propuesta impositiva de los exministros de hacienda de 2002 llegó al final de su recorrido en 2006, porque la contención indiscriminada del gasto la hacía innecesaria. No se pudo aprobar en 2012 porque la imponía el mismo grupo político que en la administración 2006-2010 había dejado correr desenfrenado el gasto corriente y no se presentó ninguna alternativa seria de control del volumen y eficiencia del gasto estatal.
No vamos a resolver todos esos problemas con una utópica y perfecta solución. Pero podemos encontrar un compromiso aceptable si actuamos en varios frentes y todos cedemos un poco. Al fin de cuentas eso es la democracia: no la búsqueda de la utopía sino de lo alcanzable cuando todos cedemos un poco. Y, como hace poco comentó Vargas Llosa, esa realista acción de compromiso ha demostrado históricamente ser la más pacífica vía para el progreso y la prosperidad.
Ahora el diálogo se plantea señalando la necesidad de echar más agua a la tubería (aumento de ingresos) pero al mismo tiempo eliminar los agujeros en los tubos (evasión, fraude y contrabando), cerrar los huecos en el tanque receptor (política de personal y salarial del gobierno, proveeduría, contratación administrativa, transferencias), exigir y dar potestades al administrador para poder gerenciarlo bien (gobernabilidad fiscal) y asegurar la sostenibilidad de las fuentes de agua y de los sistemas de conducción (políticas de endeudamiento, de inversión y de afectación al ambiente).
Fecha de publicación: 21-Oct-2013
Fuente: diarioextra.com