ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
En el XIV Congreso de ODCA, celebrado en San José los días 1 y 2 de julio de 1995, tuvimos el gusto de formalizar la participación en la organización del PAN de México, y otros muy importantes partidos de gran trayectoria en América Latina.
En esa ocasión Carlos Castillo Peraza (q.d.D.g.), Secretario General entonces de esa importante fuerza política, nos dijo: “El partido debe ser instrumento de la sociedad y no de los miembros del partido. En la oposición o en el gobierno los partidos políticos, los gobiernos, los Estados somos instrumentos de la sociedad para que esta sea más y mejor sociedad”.
Soy fiel creyente de ese principio y además mi experiencia me dice que cumplirlo no solo es indispensable ante los más elementales postulados de la ética en la acción política, sino que también da buenos frutos electorales. Para muestra basta observar el crecimiento del PUSC durante los años ochenta del siglo pasado, cuando se le dio pleno apoyo a los gobiernos del PLN para que se aprobaran conflictivas e impopulares pero necesarias medidas para enfrentar la crisis financiera de inicios de esa década.
Además, he predicado y tratado de poner en práctica la conveniencia de unir voluntades para poder solventar de buena manera los problemas del país, lo que vengo llamando la solución costarricense: previsión y unidad.
Por eso, con independencia de cuál fuese mi preferencia en la segunda ronda de la elección de 2018, aprecié mucho la conformación de un gobierno que incluyó distinguidos costarricenses de credos políticos diferentes a los del partido victorioso. Medida que varias veces había propiciado durante el gobierno anterior y que desdichadamente no pudo ni siquiera aplicarse en la conformación del Directorio de la Asamblea Legislativa.
La capacidad de acción de un gobierno que incluyera dirigentes reconocidos de diversas tiendas electorales fue aún más importante y beneficiosa gracias al acuerdo entre Carlos Alvarado y Rodolfo Piza del 8 de marzo de 2018: “Gobierno Nacional: acuerdo por la esperanza, la equidad y el desarrollo” que estableció metas y límites para la Administración 2018-2022.
Gracias a esas dos circunstancias se pudo avanzar en la Asamblea Legislativa y aprobarse la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, la reforma del reglamento legislativo y regularse el tema de las huelgas, medidas que no se habían podido acordar durante muchos años.
Es justo reconocer a don Rodolfo Piza y a las otras personas de partidos políticos diferentes al PAC el haber participado en el gobierno del Presidente Carlos Alvarado, lo cual a mi entender constituyó clara demostración de poner en práctica que “En la oposición o en el gobierno los partidos políticos, los gobiernos, los Estados somos instrumentos de la sociedad para que esta sea más y mejor sociedad”.
Por eso, con independencia de cuál sea mi criterio y posición respecto a las decisiones políticas que recientemente ha anunciado don Rodolfo, me duele la crítica mordaz de compañeros de mi partido PUSC en contra del Dr. Piza por su participación en este gobierno electo por el PAC.
No puedo dejar de preguntarme ¿Dónde estaría Costa Rica si la COVID-19 nos hubiera atacado sin la regla fiscal, sin ingresos frescos para el Estado, sin regulación adecuada a las huelgas, sin reformas al reglamento de la Asamblea Legislativa? ¿Sería siquiera pensable un gobierno solo del PAC gestionando un acuerdo con el FMI? ¿Cuántos cientos de miles más de personas estarían desempleadas o en la pobreza? ¿Cuántos años más nos tocaría luchar para recuperarnos de esta crisis?
Mantener posiciones político-electorales diferentes no justifica desconocer que don Rodolfo Piza actuó en procura del bien del país a costa de sus propios intereses políticos.Miguel Angel Rodríguez
Fuente: diarioextra.com