ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
He tenido, por viejo, la suerte de conocer a seis de esos arzobispos. De niño al justamente admirado promotor de la justicia social Monseñor Sanabria en los tiempos de la misa de tropa de los domingos a la cual, junto con mis hermanos Álvaro y Gerardo, nos llevaba nuestro hermano mayor Manuel Emilio. En mi adolescencia a Monseñor Odio, a quien recuerdo con su bondad impulsándonos a la acción católica y en la cruzada del colón recolectando fondos casa a casa para el Seminario Pio Latinoamericano de Roma.
Luego en la vida universitaria y profesional, a mi pariente el cartujo Monseñor Rodríguez con la Comisión de Justicia y Paz, quien se une en mi memoria a mi mamá colaborando con él antes de su arzobispado en las Ligas Católicas y en la construcción de la Casa de Ejercicios Espirituales. Mi vida de empresario maduro y de función pública la viví bajo la sabia dirección arquidiocesana de Monseñor Arrieta y jamás olvidaré su valiente defensa contra la persecución ingrata que sufro desde hace nueve años. Ya la época de la vejez me tocó iniciarla durante el Arzobispado de Monseñor Barrantes a quien correspondió enfrentar tiempos difíciles en la discusión de temas de vida y de familia.
Los fieles católicos de esta querida Arquidiócesis de San José recibimos con alegría y esperanza al nuevo arzobispo.
En su toma de posesión la homilía la dirigió Monseñor Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua. Este es un signo de muy relevante significado dadas las convulsas relaciones que hemos estado viviendo con el gobierno de Nicaragua. Este signo nos recuerda la unidad en la fe que disfrutamos nicas y ticos.
La primera autoridad eclesiástica católica de la que tenemos noticia en nuestro país es el Padre Juan Estrada Rávago Vicario General de la Provincia de Costa Rica con sede en Cartago, allá en 1565. Desde entonces y hasta 1850 pertenecimos a la Diócesis de Nicaragua con sede en León. No es sino en 1850 que se establece la Diócesis de San José con el primer obispo Monseñor Anselmo Llorente y Lafuente, que fue seguido por los obispos Monseñor Thiel y Monseñor Stork y fue en 1921 cuando se fundó la Arquidiócesis de San José con la Diócesis de Alajuela y el Vicariato Apostólico de Limón.
Así en la historia eclesiástica también estamos íntimamente unidos Costa Rica y Nicaragua. Vecinos por mandato de la geografía; hermanos por relaciones familiares; compañeros en el desarrollo de la historia; hijos del Dios a quien adoramos muy mayoritariamente en la misma Iglesia.
Somos también herederos de una común historia eclesial. Por eso, no solo nuestros gobernantes, sino también nosotros los pueblos tenemos frente al odio y los conflictos la alternativa de construir paz y armonía.
Por ello fueron sabias la decisión del Arzobispo Quirós de San José de solicitar, y la decisión del Arzobispo Brenes de Managua de dirigir la homilía de la toma de posesión del nuevo Arzobispo Metropolitano.
Pidamos a Dios que ilumine a los gobernantes de Nicaragua para que abandonen palabras y acciones que nos dividan.
Fecha de publicación: 2-Set-2013
Fuente: diarioextra.com