ALTERNATIVAS

Miguel Ángel Rodríguez E.

Dr. Miguel Angel Rodriguez Echeverria

La liturgia católica este Jueves Santo nos presentaba el Evangelio de San Juan que no narra la institución de la Sagrada Eucaristía en la última cena, sino un gesto admirable de servicio que nos dejó el Señor Jesús al lavar los pies callosos de sus discípulos.

Ello nos señala que hay dos formas complementarias de hacer memoria de Cristo: la fracción del pan y el servicio a los hermanos.

Estos tiempos de pandemia deben reforzar la vigencia del servicio, del encuentro, de la fraternidad.

Por eso la Academia de Líderes Católicos Latinoamericana después de escuchar una presentación del Ministro de Estado de Chile don Jaime Bellolio sobre el éxito de ese país en el programa de vacunación, nos encargó a algunos de sus miembros preparar un “Manifiesto por la vacunación universal solidaria” que fue publicado con el respaldo de muy respetables dirigentes de nuestra región.

Es un llamado basado en el clamor del Papa Francisco en su mensaje de la pasada navidad: “Vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados de todas las regiones del planeta. ¡Poner en primer lugar a los más vulnerables y necesitados!

En ese manifiesto recordamos que “La vacunación universal no solo salva la vida de las personas y lleva a la reducción de la presión de la demanda por servicios hospitalarios, sino también es la acción más efectiva para la recuperación económica. La dimensión del desafío es enorme, expertos en salud pública estiman que, considerando la edad y las condiciones de salud prevalentes, se requerirá vacunar de 3.200 a 4.100 millones de personas para llegar a la inmunidad de rebaño a nivel global”…

“La vacunación universal no es una caridad, sino la consecuencia de un derecho humano fundamental como lo es el derecho a la salud, mediante una acción preventiva por excelencia; y es también un deber de justicia que se justifica por todos los criterios (sanitarios, económicos, financieros, sociales y políticos).

Las vacunas son un bien público internacional, que deben ser asequibles a todos, especialmente a los más pobres. Por tanto, más que una función pública, la vacunación universal es una exigencia evangélica, humanitaria y solidaria” … Pero, “Los países ricos con un 15% de la población mundial han contratado el 60% de la producción mundial de la vacuna ... Son 13 los países productores de las vacunas y de sus componentes, quienes han establecido límites explícitos y ocultos a las transacciones internacionales de las vacunas.

Repetimos la afirmación de las más autorizadas entidades sanitarias: ‘No hay seguridad para nadie si no hay seguridad para todos. Mientras el virus continúe en las áreas más pobres del planeta periódicamente encontrará caminos para regresar también a las más ricas. Por eso nos atrevemos a pedir medidas eficaces para la vacunación de todos’”.

1.- Aumentar los recursos y el acceso a vacunas del programa COVAX. Este programa busca facilitar la adquisición de vacunas a los países en desarrollo y pobres, pero va muy atrasado en cumplir sus objetivos. Aún si los fabricantes cumplieran con sus entregas y se alcanzaran las metas, apenas se lograría vacunar 500 de los 1.700 millones de habitantes de los países pobres y al 20% de los habitantes de países de ingresos bajos y medios

2.- Suspender las patentes. “Los acuerdos para la gestión y protección de los derechos de propiedad intelectual de la Organización Mundial del Comercio permiten en un período de excepcionalidad y por ende de pandemia, la suspensión de la patente, con la posibilidad de que los Estados produzcan directamente medicamentos, además del acceso a tecnologías complejas.”

3.- Lograr acuerdos entre empresas farmacéuticas y fabricantes en países de ingresos medios y bajos. “Es muy importante facilitar el conocimiento (explícito y no articulable) entre las farmacéuticas propietarias de vacunas y los potenciales fabricantes en países pobres y en desarrollo”.

4.- Promover la investigación científica y la innovación tecnológica. Se debe obtener el apoyo financiero de organismos multilaterales y otras fuentes de cooperación internacional para asegurar la oportuna disponibilidad de vacunas para todos, especialmente las personas marginadas y aisladas.

5.- Instaurar un reinicio de solidaridad fraterna. Las familias más pobres y vulnerables no pueden esperar. Además de la enfermedad y la muerte las ataca cruelmente la pobreza, el desempleo y la pérdida de esperanza.

En esta hora de dolor la solución es el servicio fraterno, la cultura del encuentro y la solidaridad.

Miguel Angel Rodríguez

Ex Presidente de la República

Fecha de publicación: 05-Abril-2021

Fuente: diarioextra.com


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