ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Rodríguez E.
Millones de centroamericanos sufren pobreza, violencia, desarraigo de sus familias, tierras y comunidades, y con frustración se desesperan ante el incierto futuro y el agravamiento de sus males creados por el Covid-19.
Costa Rica también sufre, y además nuestro progreso económico en mucho depende del crecimiento de los sectores que producen para los mercados nacional y centroamericano que se han venido quedando rezagados.
Convocado por ese sufrimiento y ese interés nacional, y también convocado por el llamado a la fraternidad que nos ha recordado el Papa Francisco con la encíclica Fratelli Tutti, me dirigí al Sr. Presidente don Carlos Alvarado sugiriendo que él y nuestro país lideren el establecimiento de una Gran Alianza por Centroamérica.
En esta hora de enorme sufrimiento, de angustia e incertidumbre para los centroamericanos, la historia nos convoca una vez más a liderar fraternalmente a nuestros pueblos para convertir el llanto en satisfacción, para convertir el costo de la pandemia en oportunidad de superación.
Nuestra aspiración debe ser una Gran Alianza por Centroamérica que nos permita sacar provecho de las nuevas tecnologías y conectar a todos los hogares del Istmo con las redes del conocimiento; digitalizar la enseñanza y superar la ignorancia; fortalecer el estado de derecho, el respeto a los derechos humanos y erradicar la corrupción; establecer sistemas de salud que nos preparen para nuevas contingencias pandémicas y de la naturaleza; descarbonizar nuestras naciones y generar energías limpias interconectadas, construir infraestructura vial y ferroviaria descarbonizada; ejecutar las acciones de prevención y mitigación que nos protejan del calentamiento global y hagan uso que preserve y obtenga frutos de una relación armoniosa con la naturaleza.
Cuando nuestro Istmo y el Caribe sufrieron el tremendo dolor de muerte y devastación de los huracanes Mitch y George, como Presidente en ese tiempo de SICA pude organizar la visita a Washington de los Presidentes de Centroamérica y del Primer Ministro de Trinidad y Tobago que presidía el Caricom. Dadas las consideraciones humanitarias, ambientales y de migración de entonces, logramos que se aprobara la ampliación de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, que había sido repetidamente rechazada por el Congreso de los Estados Unidos.
Hoy las circunstancias son más graves y las oportunidades más alentadoras por la tesitura histórica que atravesamos, pues la nueva administración del Presidente Biden busca solución integral a problemas migratorios, ambientales y de crecimiento económico; y la consciencia estadounidense se estremece ante el sufrimiento de miles de niños maltratados pidiendo entrada en sus fronteras.
Con apoyo de Estados Unidos y México, y con la colaboración de Canadá, la Unión Europea y el Reino Unido, podríamos crear una Alianza para el fortalecimiento de estados eficientes y respetuosos de la libertad, los contratos y la propiedad y el funcionamiento de mercados competitivos y abiertos.
Una acción eficiente, transparente y bien coordinada transformaría las condiciones productivas y sociales de América Central, atraería inversión privada, conocimientos e innovación capaces de eliminar las dolorosas realidades actuales y lograría que sus habitantes se desarrollen sin verse forzados a abandonar sus tierras, sin que pierdan sus arraigos familiares y comunales y sin que caigan en las garras de los traficantes de personas.
Costa Rica, que hoy también ostenta la presidencia de SICA, puede asumir el liderazgo y convocar a todos los mandatarios de la región para preparar una propuesta, para organizar adecuadamente una visita a Washington y plantear al Presidente Biden y a los líderes de ambos partidos en ambas cámaras legislativas esta Gran Alianza por Centroamérica.
Sé que es una tarea difícil y que se corre el riesgo de fracasar. Pero sé también que es una empresa cuya oportunidad no deberíamos dejar pasar.
Estoy seguro de que en esta tarea se contaría con el respaldo de todos los sectores políticos, empresariales, sindicales y sociales de nuestra nación y de muchas naciones amigas.
Los gremios sindicales y empresariales, las iglesias, los sectores académicos centroamericanos pueden colaborar para dar contenido a esta Gran Alianza por Centroamérica, y para movilizar la voluntad de los gobiernos a actuar unidos, venciendo la fragilidad de sus relaciones.
Miguel Angel Rodríguez
Fuente: diarioextra.com