ALTERNATIVAS

Miguel Ángel Rodríguez E.

Miguel Angel Rodriguez Echeverria

Ya he resaltado el muy importante éxito de la administración Chinchilla en reducir la incidencia de homicidios y en general de la criminalidad y la delincuencia. Es evidente la diferencia en los resultados de nuestro país ante Mesoamérica y también es evidente la similitud de lo ahora obtenido con lo logrado entre 1999 y 2002, aunque claro, entonces las cifras eran mucho menores.

En ambos periodos en Costa Rica se dio un crecimiento en el número y la calidad de los policías, así como un aumento de la población penitenciaria.

 

Como el fenómeno de la inseguridad sigue siendo muy grave, a pesar de su reducción, es conveniente analizar las causas de su disminución para continuarlas.

Mientras en Mesoamérica la inseguridad se ha desencadenado, en el mundo desarrollado el crimen ha disminuido rápidamente desde 1990. En Estados Unidos ha caído una tercera parte (en Nueva York dos terceras partes); en los países ricos del G7 a partir de 1995 el robo y los hurtos han disminuido en un 20%, los homicidios en una tercera parte y el robo de vehículos en un 55%.

The Economist del 20 de julio pasado constata que incluso en países en los cuales ha disminuido la proporción de personas encarceladas disminuye la delincuencia y concluye que "mejor policía es una mejor explicación que prisiones más grandes: la posibilidad de ser capturado sin duda impide la delincuencia".

La tasa de población penitenciaria por cada 100 mil habitantes había subido de 143,5 en 2000 a 160,6 en 2002. Para el año 2006 era de 209, mientras que en 2011 la tasa llegó a 308. Claro que esto ha creado una grave violación de los derechos humanos por la sobrepoblación penitenciaria, pues no se ha aumentado la construcción de prisiones al mismo ritmo que el encarcelamiento. De 2007 a 2010 aumentó en 2.748 el número de reos, pero solo se construyeron 396 espacios en las prisiones. En 2011 aumentó en más de un 15% el número de reclusos.

Desde 2002 la sobrepoblación se había eliminado, a pesar del crecimiento en el encarcelamiento, y así se mantuvo hasta 2007. Luego la sobrepoblación penitenciaria pasó de un 6% en 2009 a un 32% en 2012, lo que de nuevo convierte a Costa Rica en violador de los derechos humanos.

El gran incremento de los últimos años en el encarcelamiento surge en parte del sistema procesal de flagrancia, que ha permitido la condena rápida de personas capturadas al delinquir. Eso está muy bien: aumenta la posibilidad de ser capturado por actividades criminales comprobadas.

Pero otras causas son lamentables. El abuso del sistema de la prisión preventiva encarcela personas que no han sido condenadas y ni ponen en riesgo el proceso ni hay peligro de la continuación delictiva. Esto provoca un aumento del porcentaje de reos indiciados y no condenados.

Por otra parte, el procedimiento abreviado permite negociar una sentencia menor, que de todas maneras ya se ha descontado con la prisión preventiva y así produce condenas que no son fruto de un juicio. Eso disminuye lo proporción de indiciados frente a condenados por juicio. De nuevo el encarcelamiento va ligado a la violación estatal de los derechos humanos.

La experiencia local, así como la de los países desarrollados, nos hace ver la ventaja de más policía, mejor preparada y equipada, amistosa con los vecinos y desplegada en los barrios y zonas con mayor delincuencia. Esas son acciones que debemos continuar y mejorar.


Fecha de publicación: 19-Ago-2013

 

Fuente: diarioextra.com


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